Uno de los problemas de comportamiento más frecuentes dentro del mundo canino son los perros reactivos, especialmente cuando están atados a la correa y se encuentran con otros perros.
Algunos se encogen e intentan huir, otros se encrespan, gruñen o enseñan bonitas dentaduras, y otros, son “proactivamente reactivos”. A estos últimos podríamos etiquetarlos como “perros socialmente hiper sensibles», y si este es tu caso… (o bueno, mejor dicho, el de tu perro…) este video te ayudará a tener más control ante este tipo de conductas.
Hablaremos sobre la “teoría del a burbuja” y las diferentes fases de acción para que puedas ayudar a tu perro reactivo a mejorar sus habilidades sociales. O dicho de otra manera, hablaremos sobre el “protocolo de actuación” para ayudarle a sentirse más seguro y confiado ante situaciones que ahora mismo no sabe manejar.
Tabla de Contenidos
Al igual que las personas, los perros tienen diferentes niveles de tolerancia hacia otros perros, y sin contar a los perros sociables, que son aquellos que aman a todos los perros por igual, también podemos encontrarnos con:
- Perros tolerantes, aquellos que se mantienen en calma y relajados incluso cuando se encuentran con perros rudos o de malos modales
- También tenemos a los perros selectivos, estos tienen unos pocos amigos, pero se estresan solamente al interactuar con cierto tipo de perros. A veces vemos algunas expresiones de miedo o inseguridad en los de este tipo
- Por último, y de los que vamos a hablar hoy, son los perros reactivos o con conductas agresivas. Estos sencillamente, no aceptan a otros perros. Quizás puedan tener uno o dos amigos, pero en general, son extremadamente sensibles hacia otros perros o incluso a otros estímulos.
Los perros reactivos tienden a ser muy juzgados y criticados. Generalmente se les tacha de agresivos y necesitan ayuda de humanos con dosis de paciencia y dedicación porque suelen generar situaciones muy incomodas.
Todos estos comportamientos son una combinación de genética, de su historial de aprendizaje, especialmente en su edad temprana de socialización, y por supuesto, de su entorno más cercano. O dicho de otra forma, su comportamiento es el resultado o combinación de muchísimos factores.
[Antes de continuar y si vives con un perro reactivo, te interesará saber que tengo un primer video sobre este tema además de otros dos relacionados con el estrés: estrés en perros [parte 1] y porque un perro se vuelve agresivo de repente [parte 2].
Te recomiendo que veas primero el anterior, el que se titula reactividad en perros, ya que explico que es la reactividad, su relación con la agresividad y el miedo, cosas que no debes hacer y otra serie de anotaciones que pueden ayudarte a entender mejor el problema que tienes entre manos. Te animo a tomar notas y aclararte con las nociones más básicas de este problema y después volver aquí rápidamente para continuar aprendiendo.]
Todo lo que vamos a ver en el video de hoy se aplica a todos los perros por igual, independientemente de que el comportamiento sea encogerse de miedo o abalanzarse hacia la cara de otros perros. Es más, es muy habitual que los perros inseguros o con miedo acaben desarrollando reactividad por la exposición continuada y prolongada a diferentes experiencias aversivas.
Desgraciadamente es precisamente aquí cuando mucha gente se da cuenta de que el perro tiene un problema. Por eso es tan importante que aprendáis sobre comunicación y lenguaje canino, ya que solo así podréis ver, y por lo tanto solucionar, este tipo de problemas. O bueno, en realidad cualquier problema…
Entonces, y como decía al principio, lo que quiero explicar hoy es, por una parte, la “teoría de la burbuja” y por otra, la importancia de entender el concepto de las tres zonas para ayudar a los perros con problemas de reactividad:
- En la primera zona, la verde, trataremos de desarrollar su confianza, tanto de forma pasiva como de forma activa.
- En la segunda fase, la amarilla, practicaremos el “protocolos de código amarillo”.
- Y en la tercera fase, la roja, trataremos de… bueno, diría que en la reflexión y en ser conscientes de las cosas.
Métodos habituales que tienden a ponerse en práctica, y no sirven
Antes de entrar al grueso del video de hoy, no quería pasar por alto el mencionar dos técnicas super habituales y frecuentes que muchas personas suelen poner en práctica con perros reactivos o agresivos:
El primer enfoque y afortunadamente el más común, es dar comida al perro (o enseñar un palo o juguete en su defecto) cuando aparece el estímulo que le desencadena todo ese repertorio de conductas inapropiadas.
Lo cierto es que esto tiene muchísimo sentido. El problema está en que con esta técnica el animal no aprende nada. Simplemente le distraemos o redireccionamos, pero a la larga, esto no da resultados.
El segundo enfoque es poner un collar de ahorque, de pinchos, o si te descuidas, eléctrico (algunos lo llaman educativos) y, cuando el perro empieza a reaccionar, se le corrige.
Por supuesto este enfoque es muchísimo peor que el anterior, y no solamente es que sea poco ético, sino que aplicar un castigo a un perro que de por sí ya está asustado, ansioso o frustrado, aumenta esas sensaciones desagradables de manera exponencial y… además, ¡las asocia contigo!
Y si por casualidad ahora mismo estás pensando “a mi perro le funcionó”, he decirte que ese aprendizaje se debe al refuerzo negativo. Lo explico bien otro video en el que hablo sobre refuerzos.
En estos casos los perros, se «portan bien” para evitar correcciones, pero como consecuencia acaban teniendo más miedo de las personas que los corrigen que del estímulo del que tienen miedo. ¿Os parece compatible esto con la vida de un perro feliz y en buen estado mental y emocional?
La analogía de la montaña rusa
Imaginad que sois un padre o una madre cuyo hijo tiene miedo de las montañas rusas y, por supuesto, queréis ayudarlo a superar este miedo y disfrutar de los parques de atracciones. ¿Qué método pensáis que sería más efectivo?
- Llevar al niño una montaña rusa en conjunto a un montón de chuches.
- Llevar al niño una montaña rusa y, una vez se ponga en marcha, regañarle por ponerse a llorar y a gritar mientras está aterrorizado de miedo.
Creo (y espero) que no hace falta respuesta, pues es bastante obvia… Lo que probablemente haríais sería llevarlo a una atracción más pequeña y una vez que no tiene miedo ahí, probaríais otra un poco mas grande, y después…. Bueno ya sabéis….
A esto se le llama “sentido común”, y por alguna extraña razón que desconozco, no lo aplicamos igual con los niños que con los perros.
La “teoría de la burbuja”
Igualmente, algo que puede ayudaros a cambiar la vida de vuestros perros, y por lo tanto también la vuestra, es entender la “teoría de la burbuja”.
Este concepto es extremadamente efectivo y una herramienta indispensable para modificar problemas de conducta relacionados con la reactividad o la agresividad. Eso sí, NO ES MAGIA: requiere esfuerzo, tiempo y constancia para que podáis ver un cambio significativo a lo largo del tiempo. Ya estáis avisados
Entonces ¿qué es exactamente esta teoría de la burbuja?
Esta idea nos sirve para etiquetar un amplio repertorio de juegos, ejercicios y técnicas de entrenamiento como, por ejemplo:
- El famoso BAT (Behavior Adjustment Training) desarrollado por Grisha Stewart
- O el LAT (Look At That), desarrollado por Leslie McDevitt (sin duda alguna mi preferida)
Pero, ¿qué tienen en común todos estos métodos?
Pues que todos están centrados en un mismo concepto que es aprender a trabajar bajo los “umbrales emocionales” de tu perro. O lo que también podemos llamar su “burbuja protectora” o espacio de seguridad.
Esta burbuja representa el punto crítico donde el perro comienza a mostrar cualquier señal de incomodidad, miedo o estrés cuando ve el estímulo que habitualmente llamamos “desencadenante”.

Pero ojo porque esta burbuja puede cambiar dependiendo del entorno, de con quien están o con quienes se encuentran. Es decir, un mismo desencadenante puede hacer que tu perro reacciones de manera totalmente diferente según las circunstancias.
[Ojo: un perro no se vuelve reactivo o agresivo de repente y sin sentido ninguno. Siempre hay un desencadenante o estímulo estresor que “desencadena” esas reacciones. Ahora bien, la reacción será más o menos intensa dependiendo de muchísimos factores, desde el propio perro, hasta la “forma” que tenga ese estresor.
No es lo mismo ver a un perro tranquilo, relajado y husmeando la hierba, que corriendo frenéticamente detrás de una pelota o avanzando hacia nosotros con la mirada clavada. Tu no te sentirás igual si alguien se sienta contigo en la otra punta de un banco, o si se sienta pegado a ti… Se entiende, ¿verdad?]
Si lo piensas un poco verás que todo esto es normal, especialmente en los casos de reactividad con correa ya que estamos eliminando de la ecuación las conductas de escape o huida.
Las tres fases: zona verde, amarilla y roja
Ahora, una vez entendido el concepto de la burbuja, y lo que representa, ¿cómo lo usamos para solucionar los problemas relacionados con la reactividad y la agresividad?
Como veréis, aquí la clave es entender el concepto básico de lo que representa esa burbuja: ESPACIO. O lo que es lo mismo, todo se basa en la idea de mantener esa distancia de seguridad con respecto al estímulo que lo asusta o le frustra.
Tened en cuenta que todos estos comportamientos que comúnmente llamamos agresivos o reactivos son terriblemente funcionales. Es decir, cuando un perro gruñe, ladra, y se pone frenético intentando abalanzarse hacia otro perro o persona, en el momento en el que nosotros nos alejamos, o si ese estímulo se va y desaparece, el perro aprende que haciendo todo eso consigue lo que quiere: espacio.
Lo bueno de trabajar con este concepto es que podemos revertir esta situación, y enseñar a nuestro perro que en un estado de relajación y calma también podemos conseguir distancia.

Recomendaciones previas al trabajo
Pero, antes de ponernos a trabajar hay una serie de pautas que os recomiendo revisar.
Lo primero es saber que estímulos son los que provocan la reactividad. Por eso es recomendable hacer una lista con todos los desencadenantes que activan a tu perro. Además, también debéis tener presentes otros factores como
- Descartar problemas médicos, por ejemplo, de tiroides, o cualquier otra enfermedad o dolencia que pueda tener el perro sin diagnosticar.
- ¡Ojo con la dieta! El dolor de tripa, el hambre, la falta de nutrientes, o el sobre exceso de proteínas, también pueden causar problemas de conductas serios.
- Asegúrate de tener horarios y rutinas estables, incluidas horas de descanso
- Y por supuesto, no debe faltar el ejercicio físico, socializar y por supuesto, el enriquecimiento mental
Si alguna de estas cosas no se cumple, ningún profesional del comportamiento comenzaría un buen plan de modificación de conducta. Así que ya sabes….
Primera fase: zona verde
Bien. En la primera fase trataremos de desarrollar confianza tanto de manera pasiva como de manera activa.
Para conseguir esto, deberemos comenzar en un lugar seguro, generalmente dentro de tu casa y en una habitación donde podáis estar solos y tranquilos. Luego, más tarde, podremos extender dolo lo que vamos a ver ahora a otras zonas de la casa, y finalmente a la calle.
El desarrollo pasivo de la confianza se trata de que el perro aprenda a relajarse. En el video de 5 habilidades críticas que debes enseñar a tu perro hablo sobre el protocolo de relajación diseñado por la doctora Karen Overall.
Este protocolo no solo les ayuda a aprender a relajarse mientras nos movemos por casa, sino que después podemos usar este mismo “juego” o concepto para practicar la relajación en la calle. Esto es confianza pasiva: «puedo relajarme, no tengo que estar alerta».
La confianza activa sin embargo, es cuando le damos una determinada señal para empezar algún tipo de juego, como un toca o un busca. Practica estos juegos en áreas de tu casa donde os sintáis cómodos y cuando estén super establecidos y funcionen bien en 4 o 5 áreas diferentes dentro de casa, podrás empezar a practicar fuera. Eso sí, te recomiendo comenzar en zonas de poca estimulación e ir añadiendo más poco a poco.
Recuerda, estos juegos solo son efectivos cuando previamente los hemos trabajado en casa o zona de mayor seguridad. La finalidad de estos juegos es hacer que gane confianza para después ponerlos en práctica en la calle.

Segunda fase: zona amarillo o naranja
Vale, quiero que penséis que en todo este tema de los umbrales de tolerancia, o teoría de la burbuja, hay tres niveles de comodidad:
- En la zona verde es donde tu perro interactúa contigo. Puede jugar, prestarte atención, pueden realizar el protocolo de relajación, usar la nariz, aceptar comida… En este zona siempre estará dispuesto a aprender algo. Esta es la zona verde, la buena.
- La zona amarilla es donde tu perro está un poco preocupado pero, aun así si, puede volver a relajarse y conectar contigo. En este punto es imprescindible que afines bien la vista y estudies mucho el lenguaje corporal de tu perro para que seas capaz de identificar esas primeras señales de estrés, que marcan el LÍMITE de esa burbuja.
A partir de aquí es donde empiezan los grados de naranja, es decir, no pasamos del amarillo al rojo y al caos total. Hay grados entre el amarillo y el rojo. Podéis imaginarlo como un termómetro más que como un semáforo. Si esas señales o lenguaje corporal van aumentando y el perro acaba por tener una reacción exagerada, significa que has pasado el límite soportable. Por lo tanto, el protocolo de zona amarilla es donde se toman las medidas adecuadas según el grado de sensibilidad de tu perro hacia lo que le preocupa.
[Ojo, esto es importante: ningún animal es capaz de aprender en un estado de alerta o preocupación. Imagínate que alguien empieza a perseguirte por un callejón (aunque no sé qué haces en un callejón, no te metas en callejones…) y cada vez se acerca más a ti, y más rápido y entonces empiezas a correr, y la otra persona también empieza a correr y de repente, en ese momento alguien te dice:
¿Cuánto es 6*9-17+5?» ]
Los perros, o mejor dicho ningún animal, no pueden aprender nada en ese contexto porque en una situación de riesgo la amígdala, la parte del cerebro que procesa emociones como el miedo y la ansiedad, desencadena una cascada de química que prepara al cuerpo para entrar en el modo lucha-huida-parálisis que tantas veces menciono en los videos.
Por eso, es fundamental empezar a trabajar en un lugar donde el perro se siente seguro y donde es capaz de aprender, que es de lo que se trata.]
La clave está aquí, en esta zona. La idea es reforzar con espacio o distancia comportamientos alternativos ANTES de que el perro empiece a mostrar todo ese ritual de conductas reactivas previamente aprendidas.
Entonces, y vuelvo a repetir la secuencia: en el preciso momento en que veamos la primera señal de estrés como levantar las orejas y enfocar la mirada, sacar la lengua, ponerse rígidos o piloerección, (podéis pasaros por el video de lenguaje canino para aprender más sobre todo esto), vamos a PARARNOS y ESPERAR a que muestre un comportamiento alternativo como mirarnos o agachar la cabeza para husmear el suelo y…
Entonces y solo entonces, nos daremos la vuelta y reforzaremos esas conductas con espacio y distancia, y, a mas a mas, con palabras bonitas y comida.
Se puede reforzar cualquier cosa: en el BAT se refuerza por ejemplo husmear el suelo o caminar en dirección opuesta, y el LAT mirar al otro perro y después a nosotros. El caso es reforzar con distancia ANTES de que el perro exhiba lo que se suelen llamar malos comportamientos (técnicamente hablando, conductas poco adaptativas).
Ahora, ¿para que sirven los juegos que hemos puesto en práctica en la zona verde?
Pues dependiendo el caso, el perro o la situación, son herramientas extras para continuar trabajando, sentirse cómodos y menos preocupados haciendo otra cosa como un toca. En este caso utilizamos la comida de alto valor para “unir” los eventos aversivos como la presencia de otro perro, con cosas divertidas y ricas.
Pero insisto, no hay mayor refuerzo que aumentar la distancia y sentirse sanos y salvos de cualquier amenaza. La idea es estar lo suficientemente lejos como para que no sienta la necesidad de ser proactivo, y empezar a hacer todas estas cosas que no queremos que haga. Cuando hacemos esto, lo que están aprendiendo es que la respuesta correcta ante estímulos aversivos, no es una mala reacción, sino conductas alternativas de calma y relajación.
Lo siguiente es repetir este proceso una y otra y otra vez, usando el proceso de progresión incremental, o lo que es lo mismo avanzar en pequeños pasos de manera gradual y constante, reduciendo así esa burbuja en cada repetición. En algunos casos te sorprendería ver lo rápido que se da la vuelta a la situación. En otros casos sin embargo es un proceso lento y tedioso para el que requieres dosis de paciencia, esfuerzo y sobre todo constancia.

Tercera fase: la zona roja
Lo siento, no hay un protocolo de zona roja.
Si el otro perro aparece de golpe y de manera espontánea, o si vamos demasiado rápido y no prestamos atención (cosas que pueden pasar) lo ideal es, simplemente, girar en dirección opuesta y marcharnos. Sin dudar, sin chillar, y sin decir absolutamente nada a nuestro perro.
Realmente el protocolo de código rojo implica darte un golpe en la cabeza y decir: «¡mierda! El perro se ha puesto nervioso y justo ha pasado lo que Nago dijo que no debía pasar. He desperdiciado una oportunidad de ganar confianza en una zona verde-amarilla…»
Lo repito. En una zona roja tu perro NO aprenderá absolutamente nada. El aprendizaje solamente ocurre en entornos seguros. Y cuando jugar, o simplemente estar en una zona verde, se convierta en algo divertido y atractivo que te permita obtener su atención, y cuando veas un cuerpo flojo, con la mandíbula abierta y preparado para hacer cualquier cosa contigo, ENTONCES y solo entonces podrás moverte a una zona un poco más amarillenta.
Si en algún momento tu perro supera el umbral de tolerancia y llegáis a una zona roja (por favor no me digas que esto ha pasado…), prueba a hacer lo siguiente:
- Primero, reconocer el nivel de estrés o excitación al que se ha visto sometido tu perro. Si no lo aceptas o no lo ves, jamás lo podrás cambiar
- Segundo, trabajos de descompresión. Estos trabajos pueden variar desde un masaje corporal, hasta trabajos de olfateo como buscar comida o enriquecimiento, como un Kong o juguetes interactivos similares. Nada de juegos excitatorios en estos casos, recuerda el tema del cortisol del que hablé en el video sobre el estrés en perros.

Advertencias finales
Por último, hay dos advertencias que deben cumplirse para que la teoría de la burbuja sea efectiva:
La primera es que tu perro debe de tener una base sólida de habilidades de obediencia, autocontrol y confianza antes de empezar a trabajar. Con un perro ansioso, que carece de autoconfianza y control del impulso será imposible trabajar y este plan simplemente, no funcionará. Insisto, estas cosas debemos trabajarlas previo al plan de tratamiento.
La segunda advertencia es que el tiempo, la constancia y la dedicación del entrenamiento deben salir de ti. Me explico…
Un buen educador te explicará el problema que tienes entre manos, y te dará las bases y el conocimiento suficientes para que seas tu quien trabaje con tu perro en tu entorno y bajo vuestras circunstancias. Y no. No se lo llevará a entrenar in a adiestrar a ningún sitio.
Si en algún momento te recomienda trabajar al perro en su centro Tu perro mejorará habilidades básicas de entrenamiento como caminar al lado o estar sentado cuando se lo pidas. Pero recuerda: el comportamiento varia en función del entorno, ambos están relacionados. De modo que si después no te ayuda a implementar su trabajo adaptado a vuestras circunstancias, el programa tampoco funcionará.
Aprovecho para recomendarte el video titulado tu perro no necesita adiestramiento canino para que aprendas a elegir un buen profesional que trabaje contigo y con tu perro.
En conclusión
El mayor problema de los tutores y profesionales que intentan ayudar a los perros reactivos, es que intentan enseñarles en medio de una crisis nerviosa, es decir, cuando el perro siente la presión de otro perro o persona, bici, niño… o pon el estímulo o desencadenante que prefieras.
Además, este tipo de personas, también suelen decir cosas como: «tienes que corregirlo, tienes que decirle que no e imponerte». “Puedes chistarle, darle un toque en el lomo, o incluso un pequeño tirón de correa para redirigir su energía y enfoque hacia ti”… Y… bueno toda esta serie de cosas, ya sabéis…
La cosa es que NADIE en un estado de pánico puede aprender nada. Pero, como habéis podido ver la teoría de la burbuja es un concepto clave para poder ENSEÑAR a nuestro perro cómo comportarse ante un evento que les asusta o les frustra. Y, de esta manera, les comunicamos claramente lo que queremos que hagan, en vez de castigar o corregir lo que hacen mal.
Os recuerdo que estos problemas relacionados con las emociones negativas, suelen llevar tiempo. El “secreto” para hacer frente será tu constancia, dedicación y habilidad como entrenador o entretenedora. O dicho de otra manera, se trata de construir una base sólida de confianza mutua entre el humano y el peludo que se encuentra al otro extremo de la correa.
Si esta es la primera vez que estás aquí y te ha gustado el contenido, no te olvides de suscribirte y darle a la campanita para que youtube me ayude a difundir este canal educativo sobre el comportamiento canino.
Por el momento me despido, mientras tanto y como siempre sigue entrenando, sigue practicando y sobre todo, sigue aprendiendo con tu perro.
Nos vemos en el próximo video. Aguur.