La educación canina está cambiando. Por suerte, los días en los que los adiestradores usaban métodos basados en la dominancia y la fuerza van quedando atrás y la ventana se abre hacia técnicas educativas modernas, positivas y libres de fuerza. Este cambio no sólo es significativo para el bienestar de los perros, sino que también refleja las crecientes preocupaciones éticas de los tutores y/o propietarios de perros.
Poco a poco, cuanto más aprendemos sobre perros, sobre sus necesidades, deseos, y vida emocional y cognitiva, más apasionante y rico se vuelve el mundo del de la educación en positivo. Y por supuesto, cuanto antes lo comprendamos, más rápido y mejor podremos crear vidas maravillosas con nuestros peludos. De hecho, hemos aprendido que la educación canina es sólo una pequeña parte de la construcción de una gran vida con un perro, y que muchos “problemas de comportamiento” se resuelven mejor con otras herramientas, como el enriquecimiento, la socialización y por supuesto, la comunicación, entre otras muchas cosas mas.
Los 5 principios fundamentales de la educación en positivo
Las relaciones que se forjan entre perros y humanos son increíbles pero, ¡construir una relación rica, gratificante y sólida no es tan sencillo! Tratándose de otra especie, tener un conocimiento básico, ciertas destrezas y habilidades, y respetar algunos principios fundamentales son la clave para sostener los cimientos de una buena y sana relación.
Una cosa que se con certeza es que, a diferencia de la imagen colectiva y popular que se tiene sobre el adiestramiento canino, tener una bonita relación con tu perro no depende de ser un líder de la manada, ni un etólogo profesional, ni tampoco un gurú especializado que te hable de energías, ni palabrejas raras de ningún tipo. A día de hoy, las habilidades y el conocimiento básico para mejorar la relación con los perros están disponibles y al alcance de cualquiera, solo hay que saber buscar.
Así, y aunque la educación canina abarca muchísimos conceptos, hay cinco pilares o puntos principales que para mí sostienen sus cimientos. Esta idea no es nueva, pero en mi opinión, refleja y resume muy bien ciertos puntos. Respetando estas ideas tendremos en nuestra mano la llave, no solamente de un perro educado y equilibrado, sino también de una relación que tiene como base el vínculo, la confianza mutua y el respeto.
1. Aprende sobre comunicación y lenguaje canino
Los perros hablan, ¡y mucho! Y aunque no podemos hablar con ellos a través de las palabras, si que podemos comunicarnos. De echo, aprender a interpretar lo que dicen es el ingrediente clave para mantener a un perro feliz y seguro entre los miembros de cualquier familia humana.
La comunicación y el lenguaje canino son un conjunto de señales corporales que reflejan lo que piensan y lo que sienten. Así, el lenguaje corporal del perro es un mecanismo para:
- Comunicar sus intenciones
- Como un intento de aumentar o disminuir la distancia de seguridad con respecto a algo o alguien
- Como una forma de mostrar su comodidad o incomodidad hacia las cosas
¡Pero cuidado! A veces, las conductas que asumimos que significan una cosa, pretenden decir o expresar exactamente la contraria. No os hacéis idea de la cantidad de veces que la gente malinterpreta comportamientos relacionadas con la inseguridad o la excitación con juego. Y os aseguro que determinar lo que realmente significa un movimiento de cola, o una pata levantada, podría ser la diferencia entre una interacción placentera o un mordisco en la mano.
Comprender el lenguaje corporal de tu perro es una parte importante a la hora de comunicarte y entenderte con el. Sólo así podrás y sabrás responder cuando muestre emociones como estrés, miedo o indicadores previos a la agresión. Es decir, cuando te “envíe” señales de que algo anda mal. Además, también te ayudará a saber cómo acercarte o interactuar con cualquier otro perro que acabes de conocer ya que es un lenguaje universal entre todos.
2. Entiende y aplica métodos basados en el refuerzo positivo
Se que a menudo la relación con un perro no funciona todo lo bien que una esperaría. Y cuando las cosas no van bien, los humanos somos especialistas en enfocarnos en lo que QUEREMOS que dejen de hacer, “¡deja de tirar!” “¡deja de saltar sobre las visitas!” “¡cállate y, por favor, para de ladrar!”, algo que generalmente resulta imposible porque:
- Este tipo de conductas generalmente están relacionadas con los umbrales de estrés, y bajo estrés NADIE piensa bien.
- Escaso o nulo aprendizaje/enseñanza previa: ¿Le has enseñado a no tirar de la correa? ¿A no saltar sobre las visitas? Los humanos tendemos a pensar que los perros SABEN y DEBEN hacer las cosas bien, todo el tiempo. Pero dime, ¿serías capaz de hacer un examen de ingeniería aeroespacial sin haber estudiado antes? Pues eso, a veces esperamos que hagan las cosas SIN haberles enseñado antes.
Créeme, todos los comportamientos sean buenos o “malos” (al menos desde la perspectiva humana), se mantienen en el tiempo y persisten gracias a los refuerzos, o mejor dicho, gracias al refuerzo positivo: pueden tirar de la correa para llegar rápido al parque, saltar porque se les presta atención después de pasar toda la mañana solos, y ladrar para “echar” al repartidor de Amazon.
Pero, ¿y si en vez de enfocarnos en cambiar lo que ya ha pasado (las consecuencias), nos enfocásemos en cambiar los antecedentes al comportamiento? De echo, ¿qué te parece si te digo que es MUCHO mejor enfocarse en el escenario previo, para poder cambiar la obtención de esos refuerzos?
El análisis aplicado de la conducta nos ayuda a entender el comportamiento
En la educación canina en positivo, a esta metodología la conocemos como ABA (por sus siglas en ingles de Análisis de Comportamiento Aplicado, la B es de Behavior, in english), y es una herramienta muy efectiva basada e la ciencia del aprendizaje y el comportamiento. Nos ayuda a saber:
- Cómo funciona el comportamiento
- Cómo el comportamiento se ve afectado por el entorno
- Cómo se produce el aprendizaje
Los métodos basados en ABA aplica nuestra comprensión de cómo funciona el comportamiento a situaciones reales con el objetivo de aumentar los comportamientos que son útiles, y disminuir los comportamientos que son dañinos o afectan el día a día en el aprendizaje. De modo que ES la herramienta más efectiva que tenemos para educar y hacer planes de intervención de conducta, a través un aprendizaje con el menor número de errores posible.
Como veréis, no se trata de «los de las salchichas». Se trata de ciencia.
3. Evita el uso de castigos, intimidación física o miedo
Lo sé. Hay adiestradores que dicen que eres muy permisiv@ con tu perro, que no te impones lo suficiente, y que deberías de tener más mano dura para que tu perro te haga caso.
Lo veo en las redes sociales, en la televisión, en los libros y en boca de personas entendidas de perros (sea el veterinario o la vecina del quinto). Constantemente se siguen repitiendo y diciendo cosas como que el perro quiere dominarnos, controlar la situación y ser el “macho alfa” de la manada. Suena casposo y anticuado escribirlo, ¡pero a día de hoy se sigue escuchando! Peor aún, muchas personas pueden incluso experimentar este tipo de control mediante la intimidación, las amenazas o el dolor físico porque, en el caso de que el castigo funcione y el perro PARE lo que sea que estuviese haciendo, ese castigo refuerza nuestro propio comportamiento. O dicho de otra forma, nuestro comportamiento (el castigo que imponemos) cumple con su función (parar al perro), por lo tanto, nuestra conducta se refuerza, y se incrementa y hace mas frecuente e intensa a lo largo del tiempo (recuerdas que ante he dicho que todas las conductas tienen un refuerzo, ¿verdad? pues ahí está). En muchas ocasiones aprendemos que el castigo positivo (añadir algo aversivo) funciona, y por eso seguimos repitiendo e imponiendo en castigo. Pero, párate a pensar un momento: ¿no te da la sensación de que al final acabas comportándote, al menos en cierta manera, de la misma forma que tu perro? Además no educas, ni enseñadas nada. Simplemente PARAS el comportamiento y no le ofreced una alternativa mejor al perro.
Desgraciadamente, para el panorama moderno de la educación canina, ESTE sigue siendo el mito más grande y dañino de todos. El uso de técnicas o herramientas aversivas, especialmente diseñadas para castigar cuando hacen algo que no deseamos, es un parche rápido para PARAR los mal llamados “problemas” de comportamiento (en términos de conducta nos referimos a ellos como comportamientos mal adaptados). Pero, entre todas estas cosas, hay una en particular que tiene mucha relevancia en la vida de los perros. No es física ni tangible, y por supuesto, no está recogida en las leyes. Esta “cosa” en particular, se trata de la PROPIA seguridad. Como todos nosotros, los perros necesitan estar y sentirse seguros para poder disfrutar y sentirse bien y, el mismo hecho de ir atados, en ocasiones les hace sentir poco seguros. Ojo, no me malinterpretéis: DEBEN ir atados (especialmente por su seguridad), pero por eso es TAN importante enseñarles.
No te dejes engañar pensando que tiene que elegir entre, o ser amable y permisivo, o tener que ejercer la dominancia o la imposición para cambiar su comportamiento. Nada más lejos de la verdad, ¡ni una cosa ni otra! Se trata de aplicar la tecnología de la ciencia del comportamiento para cambiar las cosas. Manejar los problemas a la fuerza simplemente NO FUNCIONA. Es como intentar apagar el fuego echando gasolina. Utilizar estas técnicas irá en contra de tu sueño de tener una mejor vida con tu compañero canino, socavará vuestra relación, jamás se fiará de ti por ser un humano impredecible y, por supuesto, te convertirá en un entrenador muy pero que muy poco efectivo.
4. Comprender y respetar como son y cómo perciben el mundo
Es imposible construir una relación fuerte y duradera con un perro, hasta que una no entiende como sienten y perciben el mundo que les rodea. Pero, debido a que los perros forman parte habitual de nuestro entorno, a menudo los «consideramos» como algo común y corriente pese a que igual no lo sea tanto.
Quiero decir, lo ordinario a menudo resulta bastante familiar y, esto hace que generalmente no nos paremos a pensar en cómo son los perros realmente. Pero si queremos empezar a ver lo diferente que experimentan el mundo los perros a diferencia de los humanos, y por lo tanto poder comprender su “punto de vista”, este es un obstáculo que si o si deberemos superar.
Los humanos y los perros somos especies diferentes, con culturas, percepciones y necesidades muy (MUY) diferentes. Por eso uno de los pasos más importante para crear una sana y fuerte relación con los peludos, es entender cómo piensan, sienten y aprenden. ¿Alguna vez le has mirado y te has preguntado qué o cómo ve? ¿Qué piensa? ¿Cómo escucha? ¿Qué siente?
La capacidad que tienen para percibir, sentir, pensar e involucrarse en nuestro, insisto, mundo hecho por y para humanos, ¡es terriblemente extraordinaria! Así que tómate un momento para aprender lo que tu perro puede ver, oír, pensar, sentir y comprender, y luego intenta encontrar estas extraordinarias habilidades en tu propio perro (¡te aseguro que están ahí!).
Para el bienestar emocional, la eficacia y una relación fabulosa, nos corresponde a nosotros, los humanos, tener siempre en cuenta la experiencia de nuestro perro.
5. Identifica y cubre sus necesidades básicas
Al igual que nosotros, las necesidades más básicas de un perro van mucho más allá de lo básico como tener comida, agua y un refugio donde poder cobijarse. Todos los animales nacen genéticamente programados para “comportarse”, es decir, su comportamiento tiene una función que le ayuda a conseguir las cosas buenas (refuerzos) y evitar las malas (castigos). Esto significa que los perros no sólo es que quieran hacer muchas de las cosas que les dejamos hacer, sino que NECESITAN hacerlo. Cosas como correr, jugar, olfatear, perseguir, comer caca de oveja, diseccionar/destruir juguetes y calcetines, buscar comida/hurgar en la basura, descansar, y muchos otros comportamientos SON NECESIDADES propias de su especie. Son conductas normales de nuestros compañeros caninos, te gusten mas o menos como humano.
Estos comportamientos son su manera de expresarse. Esto significa que deberemos ser permisivos con la naturaleza canina de nuestro perro, así como sus necesidades, preferencias, pasatiempos y alegrías propias e individuales de cada uno (incluso cuando son bastante extraños: ¡¿por qué transporta el pan por toda la casa?!).
Gran parte de lo que se considera “mal comportamiento” es en realidad SÓLO comportamiento canino. O dicho de otra manera¡es un perro haciendo cosas de perro! Ojo, comprometerte a satisfacer sus necesidades, no es sinónimo de que te destruya los zapatos, de que ladre como a cada persona que pasa por al lado o a permitirle coger comida en la calle, sino todo lo contrario. Cuando nos comprometemos con las necesidades de nuestro perro, nos comprometemos a proporcionarle intencionalmente alternativas para que cubran estas necesidades, de modo que no tengan que elegir hacerlo de una manera molestas o peligrosas para nosotros.
En definitiva, satisfacer las necesidades de nuestro perro es satisfacer nuestras necesidades humanas. Ambos podemos tener lo que queremos y necesitamos solamente una vez que dejemos de intentar suprimir este tipo de conductas y, en cambio, elijamos un camino entre ambas especies.
Estos cinco pilares son la base de todo lo que hago a través de este proyecto, y también, de manera MUY genérica, todo lo que quiero compartir contigo y por supuesto, con tu perro. Ahora que has entendido estos 5 puntos tan importantes para el entrenamiento y la educación en positivo con tu perro, es hora de ponerte en marcha y comenzar a construir el siguiente paso: la mejor relación posible con tu compañero canino.
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