El castigo positivo funciona

En un sentido cotidiano, usamos la palabra castigo como sinónimo de algo que se impone a quien ha cometido un delito o falta. Es decir, lo usamos para definir algo aversivo, malo e, incluso, como algo que implica dolor o miedo en otro individuo.

Sin embargo, en el lenguaje científico, específicamente en la ciencia del comportamiento, la palabra castigo se refiere a cualquier cosas, situación o evento que disminuyen la probabilidad de que se vuelva a repetir un comportamiento.

La cuestión es ¿es eficaz el castigo como método de aprendizaje? La mayoría de la gente cree que el castigo funciona porque lo utilizan en su día a día, con sus hijos, sus compañeros de trabajo y sus perros u otros animales pero ¿qué sabemos realmente acerca de la eficacia de los castigos?

Me considero una educadora canina tremendamente “positiva”. Quien haya dado clases conmigo, estará de acuerdo en que soy amable y gentil, tanto con perros como con humanos. Por supuesto mis alumnos, ambas especies, también saben que uso principalmente el refuerzo positivo como método de enseñanza.

Dicho esto, jamás firmaría un contrato diciendo que SÓLO uso el refuerzo positivo. No lo consideraría ni por un momento. Pero, para que entendáis porque SI utilizo castigos, antes tengo que explicaros todo esto en términos de aprendizaje.

Vereis, a nivel coloquial, y como he dicho antes, el significado de la palabra castigo, está estrechamente relacionado con otros términos como corregir o regañar. Es decir, que el castigo es cualquier cosa que genera miedo en el perro, bien sea de alta o baja intensidad (desde un grito que le haga salir pitando de la habitación, hasta, otro tipo de  castigos que generen dolor físico o intimidación.

A nivel conductual, sin embargo, el castigo es el proceso por el que las consecuencias de las acciones disminuyen o suprimen el comportamiento. Dicho de otra manera son cosas que reducen la probabilidad de que el comportamiento vuelva a ocurrir en el futuro. 

De modo, y así como el refuerzo aumenta o hace más fuertes las conductas, el castigo las reduce. Esto tiene que ver con el condicionamiento operante pero este NO es el tema del video.

cuadrante del condicionamiento operante

Por otra parte, también es importante saber que, cuando se añade algo a ese castigo (estimulo aversivo), lo llamamos castigo positivo (aquí, positivo y negativo es como en mate, añadir o quitar), por ejemplo pegar un cachete. Y cuando se retira o quita algo, lo llamamos castigo negativo, por ejemplo cuando apagas el despertador o, cuando a los perros les retiramos la chuche que tanto desean.

A primera vista, unir las palabras “castigo” y “positivo”, puede parecer una locura. Después de todo, ¿cómo puede ser un castigo positivo? Esta discordancia ocurre por el concepto de la palabra positivo que, habitualmente, solemos usarla para referirnos a cosas que son buenas.

Pero RECUERDA: en términos conductuales y de aprendizaje, refuerzo significa aumentar, castigo significa disminuir, negativo significa quitar algo y, positivo significa añadir algo.

Punto, eso es todo. Que no es poco.

Los efectos del castigo positivo

La vida está llena de situaciones aversivas: llueve, te golpeas el dedo del pie, suspendes un examen o pierdes el autobús. Estas cosas suceden, a nosotros y a nuestros perros, y no controlamos cuándo o como ocurren.

Pero, una cosa son situaciones o eventos aversivos, o negativos, y otra cosa diferente son los castigos.

Un castigo es algo aversivo que se hace a propósito. Además, hacemos suposiciones falsas cuando decimos cosas como «el ya sabe lo que le estoy diciendo» o “sabe de sobra que no debe hacer eso”. Piénsalo, realmente tu no sabes si tu perro lo sabe o no… quizás no te está entendiendo, o puede que en ese momento no pueda hacer lo que le dices.

[No os hacéis idea de la cantidad de perros que he visto forzados a sentarse con dolor de espalda, pies, cadera o rodillas. También están los que son como el mío, que no le gusta sentarse en suelos mojados o sucios. Y todo esto sin mencionar aquellos que están sobre estimulados, estresados o en pleno ataque de pánico y humanos pretendiendo que se quede quieto o que camine junto. Esto es típico de muchísimas escuelas de adiestramiento que trabajan mal como … … ]

Sin embargo, décadas de estudios científicos demuestran que el castigo positivo está relacionado con los siguientes cuatro puntos:

  1. Incremento de la agresión
  2. Miedo generalizado
  3. Apatía
  4. Fomentan conductas de escape o evitación

Por si esto te parece poco, también debemos tener en cuenta las siguientes consideraciones ANTES de usar los castigos:

  • El castigo NO ENSEÑA a los alumnos, sean perros, loros o niños, otra cosa (alternativa) que hacer en lugar del comportamiento que deseamos modificar.
  • El castigo, tampoco enseña a los tutores que hacer en alternativa al comportamiento que tratamos de cambiar
  • Usar castigo generalmente requiere ir incrementando la intensidad de los mismos
  • Y por último, y aunque parezca rizar el rizo, el castigo efectivo REFUERZA A QUIEN CASTIGA, por lo tanto es mas posible que continúe utilizando el castigo en el futuro.

Al igual que los humanos, el comportamiento de un perro es la parte visible de las emociones, y ambas están estrechamente ligadas. Por eso, un perro emocionalmente alterado tiende a tener problemas de comportamiento y lo que necesita es apoyo, no castigos.

Pero, y aún pasando el tema emocional y el estrés por alto, ¿qué crees que puede ocurrir cuando se castiga constantemente a un perro poco obediente, con métodos confrontativos, como tumbarle en el suelo, darle en hocico, ponerle un collar de pinchos o eléctrico, toques, gritos, etc…?

Pues que lo intimidamos, y entonces aparecen el miedo, la inseguridad, o incluso el dolor, según el tipo de castigo que se esté aplicando. Y cuando un aprendizaje se convierte en algo doloroso o aterrador, se genera estrés y ansiedad. Y esto, no solamente agrava los problemas de comportamiento, problemas que igual al principio no habían, sino que además no es buena estrategia si lo que deseamos es que el perro aprenda.

Cualquier animal en un estado emocional alterado es incapaz de aprender, es incompatible.

Los métodos aversivos también están basados en ciencia

En los últimos años, a quienes practicamos la “educación en positivo”, o métodos libres de castigo, se nos enmarca como “las buenas de la película” por trabajar en base a la ciencia mientras que, por otro lado están quienes emplean métodos aversivos, o de castigo son los “malos de la peli”, por no ser rigurosos con la ciencia.

Lo mas curioso de todo es que los castigos SI FUNCIONAN y, nos guste o no, también están basados en ciencia. Pero, aquí suceden dos cosas:

  1. Las personas que utilizan estos métodos no deben estar tan basados ​​en la ciencia cuando SABEMOS desde hace décadas de los efectos secundarios de usar estas técnicas.
  2. La otra tiene que ver con una pregunta que,  tod@s a la hora de entrenar o preparar planes de modificación deberíamos plantearnos: “¿bajo qué métodos debemos educar a los perros? ¿Acaso el fin justifica los medios?

La educación canina no pertenece únicamente al dominio de la ciencia. Aquí también tiene cabida la ética. Que algo «funcione» NO DEBERÍA ser suficiente.  Estamos hablando de animales, con una profunda capacidad de sufrimiento y de alegría, y cuyas vidas significan mucho, para ellos (obviamente), lo mismo que debería ser para nosotros.

Por lo tanto, y teniendo en cuenta todo lo que he explicado en este video, la pregunta

¿Es realmente necesario usar los castigos, sabiendo que hay alternativas y métodos más eficaces?

A día de hoy no hacemos daño físico o mental a nuestros hijos para cambiar su comportamiento (espero), y rechazamos profundamente que los hombres coaccionen o controlen a las mujeres usando la violencia [ojo, igual que los casos inversos]. De echo los niños educados a través de métodos físicos punitivos, tienden a tener problemas de conducta y a portarse mal, y también tienen menos probabilidades de ser adultos felices y respetuosos hacia los demás.

En definitiva: SI, los castigos positivos funcionan. Si el comportamiento del perro cambia, entonces está aprendiendo. Independientemente de la manera en la que se le está enseñando. Es decir, si las consecuencias de su comportamiento son aversivas pero le hacen cambiar, entonces, también se está aplicando la ciencia.

Ciencia mal aplicada, pero al fin y al cabo, ciencia.

Así funciona el mundo.

Si, ¡es totalmente posible educarles sin usar castigos positivos!

Ojo, eliminar el castigo de tu kit de herramientas NO es lo mismo que eliminar todos los aversivos de la vida de tu perro.

Por supuesto, quienes trabajamos con métodos positivos también usamos castigos negativos, por ejemplo cuando retiramos la atención o retenemos un refuerzo buscando una conducta alternativa.

Pero, si bien todo castigo es aversivo, no todos los aversivos son castigos. Mi perro pasa mucho tiempo al lado de mi mientras trabajo en el ordenador, seguramente a veces aburrido. ¿Eso es aversivo? Supongo que preferirían hacer algo más emocionante, pero ¿y qué? Yo tengo mi trabajo, el tiene el suyo (¿dormir? ¿comer?), y así es la vida. No lo castigo, simplemente experimenta la realidad, a veces aversiva, de nuestra vida en común.

Seamos realistas, si en la vida real tienes que empujar a alguien para que no le atropelle un coche, o tirar de la correa para que un perro no engulla el bocadillo del niño que pasa por su lado, que así sea. Los animales regañan (un término oficial de biólogos y etólogos) a sus crías y entre sí. Simplemente habrás interrumpido o detenido un evento peligroso.

Pero si usas los castigos positivos de manera frecuente para parar o interrumpir una conducta que ya ha pasado, piensa lo siguiente:

Tu perro estará muy contento si los castigos positivos desaparecen. ¿Tu no?

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