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Preguntas Frecuentes

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¡Estoy aquí para responderte! Si no encuentras lo que buscas, también puedes escribirme a través del formulario de contacto.

Puedes considerarme una asesora (aunque actualmente está muy de moda la palabra coach, y suena muy moderno) y sobre todo me centraré en que entiendas bien el problema que tenemos entre manos y como solucionarlo, tanto en el aspecto teórico como en el práctico.

Mi objetivo es equiparte con las herramientas y comprensión suficiente para, después construyas la relación que deseas con tu peludo. En definitiva, me gusta trabajar contigo para crear un nuevo plan que se adapte a vuestro estilo de vida para siempre.

Mi metodología está asentada firmemente en la llamada ‘educación en positivo’. Utilizo muchos refuerzos, sean comida o juguetes y, nunca uso ni recomiendo técnicas invasivas, dolorosas o intimidantes. No solo son innecesarias, sino que también pueden causar graves daños psicológicos y físicos (sí, hay muchas investigaciones que respaldan todo esto, puedes visitar el centro de aprendizaje para saber más).

La idea principal se basa: primero en identificar qué es lo que ocasiona el mal comportamiento para, después, en vez de esperar a que ocurra y castigar esa conducta, buscar una alternativa mejor que también refuerce al perro. En definitiva, se trata de ‘cambiar el escenario’ para que el perro entienda que hay otras opciones a elegir, es decir, le damos una alternativa para que APRENDA a hacer las cosas de otra manera.

Para ello me centro mucho fomentar la comunicación a través de la diversión, los juegos y, sobre todo, la coherencia. Intento hacer que los perros piensen por sí mismos, tomen buenas decisiones y resuelvan problemas.

Me gusta hacer la primera entrevista a domicilio para conocer al peludo y al resto de la familia Poder ver cómo se comporta  en casa y en su entorno más cercano, me aporta muchísima información para poder estudiar el caso.

En ésta primera visita rellenamos un formulario donde se exponen los problemas a modificar, y también marco unas primeras pautas para empezar a trabajar. A partir de ahí y de esta valoración previa, el número de clases oscila habitualmente entre 3 y 5 sesiones (cuando se trata de modificación de conducta), según el perro, la situación, y sobre todo, de la consistencia del trabajo en casa.

Habitualmente empiezo a trabajar con comida ya que suele funcionar prácticamente con el 100% de los  perros. Es práctico, rápido, y hace que enseguida se centren en mí (o, lo que en idioma perro se traduce como humana que siempre tiene un montón de comida). A la larga, los refuerzos se van trasformando en palabras cariñosas, caricias, juguetes, o incluso, darle acceso a cosas valiosas del entorno, como poder salir a la calle o dejarle jugar con otros perros.

Como herramientas adicionales, recomiendo collares cómodos o arneses, correas largas y sobre todo… ¡una bolsa para guardar chuches!


ME ENCANTA aprender. El campo del comportamiento y la cognición canina es particularmente emocionante para mí e, intento aprender sobre estos asombrosos animales cada día. Para garantizar que mis métodos se mantengan actualizados, asisto de manera regular a talleres, conferencias y/o eventos en línea, y continúo mi formación a través de muchísimos libros.

Si bien no podría enumerarlos todos, algunos aspectos destacados incluyen:

Si, ¡por supuesto que un perro mayor puede aprender cosas nuevas! Y por ende, también se le puede ayudar a modificar su comportamiento. Eso sí, ten en cuenta que en edades avanzadas aprenden más despacio, igual que nos pasa a los humanos. Pero ese proceso se puede ralentizar (como las funciones cognitivas), con una dieta equilibrada (y un tanto específica), así como con enriquecimiento ambiental. Especialmente con enriquecimiento social, es decir, aumentando las interacciones sociales con otros perros y humanos.

El enfoque siempre es amable, divertido, y lo más sencillo posible, tanto para los perros como para las personas. Además, pongo especial interés en hacer entender lo mucho influimos en nuestros perros, así como a ayudar a mejorar la comunicación e interacción con ellos.

Por otra parte, el principal objetivo es mantener al perro motivado para querer aprender a través de los refuerzos, bien sea con comida, juguetes o cualquier cosa que le encante! Un perro motivado es la clave para poder aprender, y así, conseguir ser un miembro respetuoso y amable tanto con la familia como en la calle!

Gracias a la ciencia, y a todos los avances de los últimos años sobre la cognición y el comportamiento, a través de los refuerzos trabajamos la unión, el vínculo, la comunicación, y ayudamos e influenciamos a nuestros perros a tomar buenas decisiones, sin necesidad de usar castigos, intimidación física o miedo. De esta manera, jamás rompemos la relación, y además, hacemos del aprendizaje algo divertido!
 
La idea es convertirnos en buenos referentes para ellos, y darle la oportunidad al perro, de saber elegir entre las buenas y las malas acciones de la manera más entendible posible.
 
El concepto es muy simple: si tu perro se siente bien junto a ti, con más confianza y seguridad, ¿no crees que responderá antes y mejor cuando les pidas hacer algo?

En la mayoría de casos, los problemas de comportamiento suelen tener una raíz emocional, y por lo tanto, la terapia se centra en cambiar el estado emocional del perro. Vaya, que lo más habitual y frecuente es tener que cambiar un estado de miedo y ansiedad, en uno de seguridad y confianza.

Para explicarlo mejor, piensa que no es lo mismo aprender a tocar el piano, que aprender a no tener miedo o pánico cuando ves una araña. Es decir, una cosa es cambiar un comportamiento aprendido, y otro muy diferente es cambiar un problema de conducta con una raíz emocional. Ambas están en la cabeza pero, ¡son vecinas, no viven en la misma casa!

Al igual que pasa con los humanos, este cambio va a depender de muchísimos factores, tanto internos como externos: desde el temperamento y la genética del propio perro, hasta los estímulos de su entorno, incluida la consistencia del trabajo en casa en base al programa establecido.

No utilizo collares de descarga eléctrica (a veces llamados collares correctivos, antiladridos, de shock o estimulación, incluso ¡educativos!), ni cuerdas de ahogo, o de pinchos tipo sprenger. No son, ni apropiados, ni necesarios.

Para mí no hay nada que justifique el dolor para el aprendizaje. Además, el uso de este tipo de collares suele provocar, efectos secundarios negativos muy graves, como el miedo y la agresión, algo nada recomendable si queremos que nuestro peludo confié en nosotras ¿no?

Salvo algunas excepciones en los que uso la @, prácticamente durante toda la web intento utilizar una terminología neutra. Aun así, hay ocasiones en las que, por simple comodidad a la hora de redactar, utilizo el género masculino más que el femenino.

Lo cierto es que, en la sociedad actual, muchas personas consideran que el uso del masculino con valor genérico oculta y/o excluye a las mujeres. Hay que admitir que a veces es cierto y puede hacerlo. Por esta razón siempre que se puedo, utilizo nombres invariables. Pero, a veces, utilizo el masculino porque es lo más habitual. Este uso es propio de la lengua castellana y no se puede considerar sexista porque es perfectamente normativo (sea por la razón que sea). ¡No es mi intención ofender a nadie!

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Hablando Canino es un proyecto basado en la ciencia, centrado en el comportamiento, y con formato positivo, inteligente y creativo para ayudarte a vivir mejor y sobre todo, aprender con tu perro.