Estrés en perros [parte 1]

¿Alguna vez has pasado por periodos donde tienes algo en la cabeza que no te deja dormir bien, o en la que te sientes irritado, malhumorada o se te olvidan las cosas?

Si todo esto te suena, es muy posible que hayas experimentado el estrés. Pero tranqui, porque todos y todas hemos tenido esta desagradable sensación alguna vez, ¡incluido tu perro!

En el video de hoy vamos a hablar de como impacta el estrés en el comportamiento de los perros, de sus efectos a nivel físico, y por supuesto, de cómo afecta en las relaciones que tenemos con ellos.

No me enrollo más, al lio.

Todos estamos familiarizados con la sensación de estrés. Lo experimentamos cuando llegamos tarde a una cita importante, cuando tenemos que presentarnos a un examen, o cuando estamos preocupados por algún tema económico.

Y, aunque a veces no nos paramos a pensarlo, el estrés también puede experimentarse cuando vamos al veterinario, durante una tormenta o cuando les llevamos a ferias o lugares con mucho bullicio y gente.

Pero, ¿qué es realmente el estrés? ¿Cómo funciona y porque influye tanto en el comportamiento de los perros?

¿Qué es el estrés?

El estrés es un fenómeno que experimentamos todos los seres vivos, caracterizado por generar un plus de energía para ayudarnos a superar ciertos eventos peligrosos o dañinos. Por supuesto, también implica la liberación de sustancias químicas que ayudan a regular esta actividad, pero de esto hablaremos más adelante.

El estrés, es una reacción al cambio, un proceso por el que respondemos a ciertos eventos o factores estresantes [a veces llamados estímulos estresores o, simplemente, desencadenantes], que se consideran desafiantes o amenazantes para la supervivencia.

Estos desencadenantes pueden ser:

  • Internos: por ejemplo una dolencia física o enfermarse
  • Externos: es por ejemplo, lo que experimenta un perro recién adoptado que traemos a casa. Pero ojo porque este cambio al nuevo hogar, no solamente general estrés en el nuevo perro, sino que también puede alterar el comportamiento y afectar a los niveles de estrés del perro que previamente vivía en casa.

Además, los factores estresantes también pueden ser:

  • Reales
  • Percibidos. Imagina por un momento que vives con un perro que tiene miedo a los extraños y ladra cuando viene alguna visita a casa. Las visitas en realidad no amenazan la seguridad de tu perro, sin embargo, tu peludo amigo puede llegar a percibirlo como algo extraño, o incluso peligroso, y eso generarle estrés.

Por supuesto, nunca podremos saber qué está pasando realmente dentro de su cabeza, pero si en una situación como este vemos comportamientos defensivos, creo que es bastante seguro decir que este perro, está percibiendo una amenaza.

El estrés en sí mismo, no es malo. De hecho, es lo que nos ayuda a superar ciertas situaciones, desde hablar en público, hasta escapar de un depredador hambriento.

Pero, antes de explicar cuando el estrés es bueno y adaptativo, o malo y perjudicial, también podemos subdividir este estrés cómo: algo agudo y puntual, o crónico.

  • Estrés agudo/puntual: ocurre cuando el factor estresante es relativamente corto o momentáneo. Por ejemplo, pisar bruscamente el freno para no atropellar a alguien, o saltar hacia un lado para que el coche no te pille a ti. Realmente no hay un tiempo delimitado, de hecho, la entrega próxima de un proyecto, los días anteriores a un examen, o pasar unos días en una protectora mientras se reubica al perro a un nuevo hogar, también podríamos clasificarlo dentro de estrés agudo.
  • Estrés crónico: ocurre cuando se experimentan factores estresantes repetidamente o en sucesión. De hecho puede llegar a considerarse crónico cuando dura semanas o meses, y el perro sigue experimentando los mismos niveles de estrés. Este estrés, como veremos después, tiene impactos negativos o incluso graves en la salud, no solo emocional, sino también física.

[Ojo, en algunos casos, por ejemplo un accidente de coche, o el ataque de otro perro, son cosas puntuales, pero también pueden causar estrés crónico o trauma a pesar de ser algo puntual y no prolongado en el tiempo.]

Estrés bueno, tolerable o tóxico

Ahora si, vamos a revisar el estrés basado en su función, si es beneficioso (bueno), neutro (tolerable), o perjudicial (tóxico).

Estrés bueno

Al estrés bueno, generalmente lo llamamos eustrés y puedes pensar en el como una ayuda extra que aumenta la capacidad del animal a la hora de interactuar eficazmente con su entorno, por ejemplo, cuando les enseñamos una nueva habilidad.

Al principio comienzan inseguros sin saber muy bien lo que tienen que hacer pero, si dividimos el trabajo en partes manejables que ayudan al animal a aprender a su propio ritmo, la función de este tipo de estrés conlleva una buena finalidad. Sirve como medio de adaptación

Estrés tolerable

Hablamos de estrés tolerable cuando la experiencia es negativa o desagradable pero, una vez se la hace frente y se supera, ayuda al aprendizaje, a la adaptación, o al propio crecimiento.

Un ejemplo de estrés tolerable podría ser salir a pasear con un perro adoptado, como el que he mencionado antes. Los primeros paseos, en un lugar desconocido van a hacer que el perro esté un poco ansioso y estresado, pero a la larga se sentirá más cómodo y le acabarán encantando los paseos.

La función de este tipo de estrés, al igual que el primero, sirve como medio de adaptación. A través de nuevas experiencias, y aunque al principio sean desagradables, a la larga le ayudan a aprender y ganar la confianza suficiente como para después, generalizar a otros entornos y lugares.

[Ojo: ¡Desgraciadamente esto no siempre es así! En algunos casos, el perro puede volverse cada vez más miedoso, así que cuidado. Os recomiendo pasaros por el video de comunicación canina para que aprendáis a identificar señales claras de estrés temprano].

Estrés negativo o tóxico

El estrés negativo o tóxico es algo completamente diferente porque en este caso, suceden cosas malas en el entorno, el animal experimenta mucha angustia, y al contrario de las otras dos, no es capaz de afrontar o gestionarlo. A veces nos referimos a este tipo de estrés como distrés.

Esto puede pasar por diferentes motivos, como por ejemplo cuando tienen un acceso limitado a conductas naturales que no dejan aliviar los impactos negativos del estrés. Esto ocurre mucho con perros que pasan mucho tiempo enjaulados o socialmente aislados.

Generalmente, el estrés agudo no es tóxico, aunque como he dicho antes, existen excepciones como los eventos extremos o traumáticos. El estrés crónico sin embargo, siempre se considera tóxico.

Antes de pasar al siguiente punto he de decir que el estrés tóxico está relacionado con la acumulación de estresores y con el umbral de tolerancia, dos conceptos importantísimos de entender especialmente si vives con un perro que tiene problemas de comportamiento.

Pero por no hacer esto muy largo, abordaré estos puntos en el siguiente artículo.

La fisiología del estrés

Ahora vamos a ver la físiología del estrés, pero como no pretendo enfocar este video como si fuese un seminario de neurociencia, voy a explicar toda esta parte sobre la química de la manera más simplificada posible.

De modo que no os agobiéis, pero coged aire que vamos….

Como ya hemos visto, cuando sucede un evento estresante, el cuerpo se prepara para la acción, libreando un montón de hormonas y neurotransmisores al torrente sanguíneo.

Lo primero que responde es el sistema nervioso simpático liberando adrenalina y noradrenalina (epinefrina y norepinefrina) al torrente sanguíneo.

Una vez que este se pone en funcionamiento, se activa el eje hipotálamo-hipofisario-suprarrenal,(comúnmente llamado HPA, por sus siglas en ingles). El nombre da igual, quedaros con la idea de que el HPA es un sistema de glándulas que coordina el sistema nervioso que acabo de mencionar, y el endocrino, controlando así la cantidad de hormonas que circulan en cuerpo. Entre otras el cortisol, hormona encargada de preparar al cuerpo para la acción.

Todos estos cambios preparan al cuerpo haciéndolo eficiente para poder sobrevivir a la amenaza detectada. A este proceso lo llamamos respuesta de lucha-huida-parálisis, una respuesta natural del cerebro ante el peligro, que conlleva los siguientes cambios:

  • Aumenta la frecuencia cardíaca y respiratoria, la presión arterial y, en general, el acceso a toda la energía
  • Aumenta la atención y la memoria de detalles importantes.
  • Disminuye la percepción del dolor
  • El cerebro cambia al “modo adaptativo”, es decir, se activan funciones vitales para la supervivencia, y se “desactivan” todas las funciones innecesarias para este momento, como el sistema digestivo, el reproductivo, el del crecimiento, y por supuesto el pensamiento racional

Quedaros con este último detalle: se desactivan, no solo funciones vitales del organismo, sino también el pensamiento racional. En una situación de riesgo es importante quedarse con los detalles de la experiencia en si, y no de si correr a la derecha, a la izquierda, o pararte a resolver un puzle.

Esto quiere decir, que cuando el perro se encuentra en ese estado es incapaz de aprender nada (porque está en modo supervivencia), y por esto los programas de modificación de conducta deben hacerse desde un estado de seguridad para el perro. Los adiestradores que exponen a los estímulos que les preocupan, y que además les castigan por “portarse mal”, no entienden que ahí NO puede ocurrir el aprendizaje.

Por otra parte, y si escuchas la palabra “descompresión” (que ahora está muy de moda en el adiestramiento canino) ya sabes lo que quiere decir: reducir la presión o el estrés para poder trabajar de una manera eficiente de cara al aprendizaje del perro.

El punto de equilibrio: homeostasis

Una vez que el factor estresante disminuye, el organismo de los perros sanos y equilibrados dejan de producir hormonas de estrés, y la respuesta finaliza (circuito de retroalimentación negativa).

Piensa en el termostato de tu casa. Digamos que lo configuras en 20 grados. Cuando está por debajo de esa temperatura, el termostato salta, y si está por encima, se apaga. Este ciclo mantiene la temperatura de la casa.

Y en el caso de los perros (en el nuestro también), a ese estado de equilibrio lo llamamos homeostasis. Pero como podrás imaginarte, y aún volviendo a un equilibrio, todo este proceso es agotador para el cuerpo y exige un peaje.

Ahora, ¿qué pasa cuando estos sistemas que responden al estrés están crónicamente sobrepasados o “activados”?

Respuesta al estrés crónico

Pues que los circuitos de “la caldera” (ya me entendéis…) dejan de funcionar, y los sistemas empiezan a colapsarse, haciendo que la vida de este perro se vea incapacitada de manera alarmante, especialmente durante etapas críticas del desarrollo.

Los niveles altos de cortisol durante largos períodos de tiempo, provoca cambios muy dañinos para el animal, especialmente en la amígdala, el hipocampo y la corteza prefrontal.

Amígdala

Aumenta el nivel de actividad y el número de conexiones neuronales en la amígdala, el centro del miedo del cerebro.

(Un momento, que esto de que la amígdala regula el miedo, es una visión clásica que reciéntenme se está poniendo un poco en duda. Y os recuerdo que Newton o Darwin parecían locos con sus teorías. Yo ahí lo dejo… Si quieres saber más te recomiendo el libro la vida secreta del cerebro, de Lisa Feldman Barrett).

La amígdala se encarga de regular el miedo y la ansiedad, y por lo tanto este daño continuo, los hace más susceptibles a conductas relacionadas con estas emociones.

Hipocampo

También se deterioran las señales eléctricas en el hipocampo, la parte del cerebro asociada al aprendizaje contextual y los recuerdos.

El aprendizaje contextual significa que un perro aprende a asociar un contexto determinado, por ejemplo ir al veterinario, con algo aterrador, lo cual ayuda a limitar el miedo a ese contexto en particular.

Cuando el hipocampo está dañado, los animales ya no son capaces de contextualizar el miedo, y por lo tanto tienden a generalizarlo.

Además, lógicamente, también pierden la capacidad de distinguir entre situaciones seguras e inseguras, y tienden a reaccionar como si todo fuese un peligro o amenaza constante.

Corteza prefrontal

El aumento de cortisol también hacer que el cerebro encoja en tamaño y se pierdan conexiones entre neuronas, disminuyendo así zonas de la corteza prefrontal, encargada de regular otras áreas del cerebro.

Esto afecta especialmente la concentración, la toma de decisiones, el pensamiento, o la interacción social. Todo esto, caput, anulado.

Otras cosas

Obviamente, y por si fuera poco, también asienta las bases para generar problemas mentales más graves, como la depresión, la agresividad e incluso la disfunción cognitiva.

Una analogía que ejemplifica muy bien todo esto del estrés crónico, es la siguiente. Imagina que te lesionas un tobillo y, para no cargar el peso donde te duele comienzas a cojear.

En cuestión de poco tiempo empezarás a tener dolor en otras zonas de tu cuerpo, quizás en la rodilla o la espalda. Probablemente acabará derivando en otro tipo de problemas, porque los ligamentos y los músculos no están preparados para funcionar de esa manera.

En este caso, y cuando el sistema de respuesta al estrés se vuelve loco, hace que algunos sistemas intenten compensar el exceso, y otros en cambio se vean totalmente inutilizados. Resultado final: todo se desregula.

En mi opinión, todos quienes convivimos con perros deberíamos comprender cómo funciona el estrés para entender cómo afecta al comportamiento de los perros.

Pero, como el tema del estrés es largo y complejo, y como ya he dicho antes, la semana que viene subiré otro artículo hablando de la acumulación de estresores y del umbral de tolerancia, dos conceptos que a mi entender, son imprescindibles si vives con un perro. Especialmente si tiene problemas de conducta.

Si te interesan los perros, su comportamiento y cosas relacionadas con este tema, te animo a suscribirte y darle a la campanita para que youtube haga cada día un poco mas visible este canal educativo. Y así, y como te decía, también te avisará para que no te pierdas el siguiente video sobre el estrés.

Por el momento y como siempre me despido: sigue entrenando, sigue practicando y por supuesto, sigue aprendiendo con tu perro. Nos vemos la semana que viene, ¡agur!

Referencias:

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