Pequeños demonios, ladradores, agresivos, refunfuñones y, por supuesto, dramáticos.
¿Cuántas veces has escuchado frases y etiquetas como estas a la hora de describir a los perros de raza pequeña?
No es ningún secreto decir que los perros pequeños tienen mala reputación ante el público, y la mayoría de la gente afirma tener más miedo de un chihuahua que de razas más grandes supuestamente más «agresivas». Pero lo cierto es que pocas veces nos paramos a pensar porque los perros toy muestran este tipo de conductas.
¿Están estos rasgos genéticamente relacionados con su diminuto tamaño, o más bien esta mala reputación está relacionada con una mala crianza y un historial pésimo de aprendizaje? ¿Es normal que los perros pequeños se comporten peor que los de tamaño más grande?
Hoy os voy a hacer pensar un poco en la difícil situación en la que se encuentran prácticamente todos los perros de tamaño pequeño. De modo que no me enrollo más, al lio.
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No os voy a engañar: soy consciente de que mucha gente comparte su vida con un perro pequeño porque buscan un compañero de tamaño práctico y portátil.
Son tremendamente populares entre quienes viven en pisos, entre personas que viajan mucho y también para todos aquellos que buscan una raza de “bajo coste”, bien sea económico o relacionado con el tiempo.
Y si bien tener un perro pequeño puede tener muchísimas ventajas, parece que la idea de «comodidad» se ha desviado demasiado, ya que se asocia el tamaño (o mejor dicho, la falta de tamaño…) con las necesidades básicas del propio perro.
Menos probabilidades de ser socializados y enriquecidos adecuadamente
Esta mentalidad suele empezar desde que son cachorros porque, cuando llega a casa un cachorrito que cabe en la palma de la mano, parece lógico pensar que debemos resguardarlo del mundo, manteniéndolo encerrado en casa y lejos de cualquier peligro potencial hasta que crezca un poco.
Sin embargo, dado que existe una etapa temprana de socialización, ventana que empieza a cerrarse a partir del tercer mes, a los perros pequeños también debemos ofrecerles oportunidades seguras para integrarse en el mundo que los rodea. Como a cualquier otro cachorro vaya.
A esto lo llamamos socialización, y se trata de exponer a los cachorros a diferentes situaciones, sonidos, olores y estímulos del mundo que los rodea, mientras por supuesto se construyen asociaciones positivas con estas nuevas experiencias. Y esto, es algo fundamental para que se desenvuelvan con confianza en el mundo a medida que crecen (si tienes un cachorro, te recomiendo enormemente a leer cualquier libro del doctor Ian Dunbar).
[Si el veterinario de turno te ha recomendado que no saqueas al cachorro a la calle para evitar que coja ningún tipo de germen o bacteria que pueda enfermarle, te aseguro que existen muchísimas maneras seguras de socializar y presentarle novedades a tu cachorro sin exponerlo innecesariamente a ningún peligro. Puedes sacarle en brazos, en un carrito, construir pistas de obstáculos en casa con objetos y superficies diferentes y exponerlo a sonidos que experimentará en su vida, como la aspiradora, el secador o al timbre de casa]
Recuerda que debes utilizar comida de alto valor, o incluso juego, eso sí, no excitatorio, para que las asociaciones se construyan de manera positiva. Recuerda que el aprendizaje SOLAMENTE ocurre en un estado de calma y seguridad, y por supuesto donde el perro no se vea forzado a nada.
Puedes pasarte por el video cómo empezar con un perro adoptado para guiarte un poco en todo este proceso del que estoy hablando.
También veo con frecuencia que mucha gente se frustra con el comportamiento de sus perros pequeños, pensando que les falta obediencia, disciplina o que necesitan más entrenamiento.
En realidad, en la mayoría de estos casos, el perro tiene necesidades adicionales de enriquecimiento que su propietario o tutor muchas veces no anticipa o tiene en cuenta.
Al igual que con los perros de cualquier otro tamaño o raza, abordar comportamientos como ladridos, sobreexcitación, mordidas inapropiadas, etc., puede ser difícil si el perro presenta un déficit de ejercicio físico y estimulación mental.
O dicho de otra manera: ¡un tamaño pequeño no siempre equivale a un nivel de energía menor! Y cuando los perros se ven privados constantemente de poder ejercitar o estimular su cerebro, el olfato o su cuerpo, se empiezan a desarrollar comportamientos “erráticos” que la mayoría de las familias describen como problemáticos.
De modo, que antes de ver el comportamiento de tu perro como algo «innato» de este tipo de razas, pregúntate primero si todas sus necesidades básicas se satisfacen de forma regular y constante. ¡Por muy pequeños que sean, no son diferentes al resto de sus compañeros peludos!
Más probabilidades de un manejo poco apropiado
Como decía antes, una de las mayores ventajas de un perro de raza pequeña es su facilidad de transporte. Ocupa menos espacio, es fácil de llevar y requiere un mínimo esfuerzo para levantarlo en el aire y acurrucarlo a tu antojo.
Sin embargo, esto suele convertirse en un problema cuando vemos su tamaño portátil como una invitación constante a invadir su espacio personal sin prestar atención a cómo se sienten los perros con este tipo de interacciones.
En muchas situaciones en las que el tutor de un perro de raza grande necesitaría pedirle por ejemplo que se baje del sofá, en el caso de los perros pequeños habitualmente ni se les pregunta. Da exactamente igual si por ejemplo, quiere o no continuar avanzando por una calle en la que, de frente se aproxima otro perro, desde su perspectiva “terrorífico”.
Muchos tutores ni se percatan de ello, continúan su avance “arrastrando” al pequeño peludo, y… ¡ya está! Y si te descuidas, este tutor también puede optar por levantarlo de la correa y cogerlo en brazos para lograr el mismo resultado, continuar el paseo.
Sin embargo, quiero poner sobre la mesa un par de preguntas:
- Primero: ¿qué harías ante esa situación si en vez de por ejemplo un chihuahua o un yorki, tuvieras un mastín al otro extremo de la correa?
- Segundo, ¿solo porque podemos, deberíamos hacerlo?»
Si bien no hay nada malo en coger y levantar a un perro pequeño que se sienta cómodo con este tipo de manejo, es fundamental que en tu comunicación diaria con él, sigas haciendo el esfuerzo a la hora de respetar sus señales o lenguaje corporal y por tanto, en las interacciones que tiene contigo. ¡A muchos de vosotros os sorprendería ver cómo dándole al perro la opción de decir «no, gracias», al estilo perruno por supuesto, lo mucho que puede mejorar su calidad de vida y su comportamiento!
En lugar de caminar directamente hacia ese otro perro, fíjate en su lenguaje corporal y si lo ves tenso, preocupado o totalmente bloqueado, haz un pequeño rodeo que aumente la distancia de seguridad con el otro perro.
En vez de levantarlo en volandas para darle un beso, acuclíllate o siéntate en el suelo y dale la opción de decidir si quiere o no venir hacia ti. Cuando tu perro pequeño esté descansando plácidamente, déjalo tranquilo sin molestarle. Y si necesitas moverlo de un sitio a otro, porque tienes que yo que se, fregar el suelo de la cocina, intenta llamarlo e invitar a moverse en lugar de agarrarlo y trasladarlo por ti misma.
Darle a tu perro más autonomía en su vida no tiene por qué ser un cambio drástico, y sin embargo te aseguro que marcará una gran diferencia en su relación contigo. La toma de decisiones , especialmente en estos casos donde el factor “tamaño” juega un papel tan importante, es de vital importancia para la salud mental de cualquier animal.
Tened en cuenta que el comportamiento de cualquier animal tiene la función de interactuar y modificar el entorno según nuestras necesidades. Y tú pequeño no es diferente a otros perros, loros o… bueno pon aquí el animal que más te guste, ¡al fin y al cabo la finalidad de “comportarse” es la misma en todas las especies!
Las emociones y la comunicación generalmente no son respetadas
Otro factor importante en el “mal” comportamiento de los perros pequeños tiene que ver con lo negligentes que somos muchos humanos a la hora de respetar sus emociones y su comunicación hacia nosotros.
En los últimos años, las redes sociales no han favorecido absolutamente nada a los perros pequeños. Hashtags como #chihuahua y #perropequeño en internet están saturadas de videos virales de perros que se ven obligados a realizar exhibiciones dramáticas y agresivas, solo para reírse y conseguir algunos «me gusta».
Casos extremos de reactividad, protección de recursos, miedo y problemas relacionados con el dolor abundan en internet, y rara vez veréis comentarios señalando o criticando este tipo de acciones. Mas bien al revés, por regla general se pueden ver risas y aplausos ante este tipo de situaciones.
Desafortunadamente, cuando los perros de cualquier tipo de raza se presentan de esta manera ante las masas, tiene implicaciones muy reales para la calidad de vida en general, no solo de los perros, sino también para las personas que se exponen a ello. Aunque claro, no es lo mismo ver una escalada de amenaza de un chihuahua, que de un rottweiler. Al chihuahua gruñón se le descarta como ridículo o gracioso, mientras que al rottweiler gruñón se le suele tomar un poco más en serio…
Pregúntale a cualquier persona qué piensa en general sobre el carácter de los perros pequeños. Probablemente te dirá algo así como: «está en su naturaleza», «son así de malos», o incluso si te descuidas quizás hasta bromeen sobre el hecho de que nunca adoptarían un perro pequeño porque suelen ser «bastante agresivos».
Por supuesto, a poca gente se le pasa por la cabeza el hecho de que este tipo de perros pueden estar experimentando miedo, ansiedad y estrés. Curiosamente en realidad, no existe diferencia cognitivas ni emocionales entre un bichón maltés y un labrador. Y sin embargo, es muy frecuente que las personas traten con más sensibilidad y cuidado a una raza que a otra.
Verdaderamente, muchas personas parecen tener serias dificultades para captar las señales más sutiles de sus perros pequeños. Algunos no notan que algo anda mal (o si, y aún así lo pasan por alto) hasta que el perro está ya al límite. Sin embargo, no deberíamos esperar a que un perro pequeño comience una escalada de agresión y que llegue a morder para determinar si está estresado o no. Te animo a ver, si no lo has hecho aún por el video sobre lenguaje canino porque precisamente la comunicación canina es algo universal que comparten todas las razas de perros de este planeta (los de otros no tengo ni idea).
Por lo tanto, quienes vivís con perros pequeños, especialmente aquellos que tienen problemas de miedo, reactividad o agresión, es totalmente imprescindible que estudiéis y afinéis bien vuestras habilidades de observación para interpretar las señales más sutiles del lenguaje corporal para que puedas detectar niveles crecientes de estrés antes de que ocurra una reacción más significativa.
¿Cuáles son algunos de los problemas de comportamiento más comunes que observamos?
Si bien todos los perros son individuos únicos en cuanto a su historial de aprendizaje, entorno, genética y personalidad (o LEGS, como lo acuñó Kim Brophey en su libro Meet Your Dog) determinan las tendencias de comportamiento que vemos en cada perro, también es común que muchas razas pequeñas o toy presenten problemas de comportamiento específicos que es importante tener en cuenta y estar preparado o preparada para abordar si decides darle la bienvenida a uno en tu hogar.
1. Ansiedad por separación: Los perros pequeños del grupo toy pueden ser especialmente propensos a la ansiedad al separarse de sus dueños. Fueron criados selectivamente para desarrollar un tipo específico de sociabilidad que los convierte en excelentes perros de compañía, por lo que podríamos observar un aumento en los comportamientos relacionados con la ansiedad al separarse de sus tutores.
2. Inseguridad ante desconocidos: Los perros pequeños también pueden mostrar cierta reactividad o desconfianza ante los desconocidos, dada su predisposición a apegarse a una persona o a un grupo pequeño de personas.
Esto puede manifestarse mediante comportamientos reactivos al cruzarse con desconocidos durante los paseos, ladridos excesivos de alarma en casa o incluso miedo en presencia de desconocidos o visitantes. Esta puede ser una razón importante por la que las experiencias positivas de socialización temprana con diversos tipos de personas son tan importantes para que este tipo de perros tengan éxito en su comportamiento.
3. Protección de recursos y «protección del regazo»: Cuando el mundo que te rodea es diez veces más grande que tú, probablemente te sentirás más a la defensiva al proteger tus valiosos recursos o posesiones del resto del mundo. Cultivar una relación con tu perro pequeño que le brinde seguridad y protección con respecto a sus posesiones y personas preferidas es fundamental para que sea menos probable que sienta la necesidad de defender sus cosas más importantes de los demás.
4. Reactividad al manejo: Debido a la diferencia de tamaño, es común que las razas toy tengan menor tolerancia al manejo y al aseo. Esto puede agravarse aún más cuando la manipulación debe ser realizada por un desconocido, como un veterinario o un peluquero canino profesional. Es fundamental fomentar el cuidado cooperativo y aclimatar proactivamente a tu perro pequeño a todo tipo de tareas de aseo y cuidado para reducir la probabilidad de que desarrolle aversión al manejo a largo plazo.
En conclusión…
Si bien existen muchas razones para tener un perro de raza pequeña, debemos recordar que siguen siendo perros con necesidades, sentimientos y por supuesto emociones totalmente reales.
Los perros pequeños son, ante todo, perros, y si queremos ver un cambio en las tendencias generales de comportamiento es importante que seamos conscientes y modifiquemos la forma en que los percibe e interactuamos con ellos.
Y para finalizar recordaros que todas las etiquetas que tendemos a poner a los perros como endemoniados, malos, gruñones o agresivos, NO describen el comportamiento per se, y desde luego no ayudan a poder identificar la causa real de ciertos comportamientos, generalmente basados en el miedo y la inseguridad.
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