Es una técnica en la que utilizamos en condicionamiento clásico para revertir los efectos de un condicionamiento habitualmente negativo/aversivo previo. Por ejemplo, un perro puede contracondicionarse a estímulos que para el son negativos, como otros perros, bicis, coches, pelotas…, asociándolos a refuerzos positivos como comida, juego o interacción.