Problemas de comportamiento

El estrés

Los perros, al igual que las personas, son susceptibles al estrés y a las enfermedades relacionadas con el mismo. Los factores estresantes de corta duración, pueden desencadenar episodios puntuales de vómitos, diarreas o cambios en el comportamiento o la alimentación. Pero el estrés crónico aumenta las posibilidades de desarrollar trastornos graves, a veces de por vida), como enfermedades cardíacas, problemas digestivos, diabetes e incluso respuestas inmunosupresoras.

El estrés como mecanismo de supervivencia

De manera sencilla podríamos decir que el estrés es un ‘subidón de energía’ que ocurre cuando un perro necesita cambiar o adaptarse ante unas circunstancias determinadas. Es decir, es una respuesta que tienen todos los animales en la que, ante una exigencia, su organismo responde. Esta respuesta requiere un esfuerzo y, la preparación que se experimenta para hacer frente a ese gasto de energía, es lo que conocemos como estrés.

Aprovecho el tirón para puntualizar que esa exigencia no siempre es negativa (si te toca el euromillón, ¡también tendrás un ‘subidón’ de estrés!). Y además, también puede ser interno (por ejemplo, cuando te das cuenta de que te has dejado la cartera en algún sitio), o externo (por ejemplo, cuando alguien intenta robarte la cartera).

Para una libre, correr delante de un depredador es una amenaza real, sin lugar a dudas. Pero, para un perro que ha sido castigado frecuentemente con una vara, ver a cualquier persona con una vara en la mano, vaya a castigarle o no, también PUEDE ser una amenaza. Tanto correr para salvar la vida, como anticipar situaciones para evitar que ocurran, genera estrés, y ambas preparan al animal para la supervivencia.

Este es el punto límite en el que el perro no puede tolerar mas estrés. Al igual que nosotros, hay algunos que pueden gestionar niveles muy altos, y otros en cambio no son capaces ni de gestionar pequeñas cantidades.

Cuando se supera este umbral, se desencadenan una cascada de reacciones químicas llamada ‘respuesta al estrés’.

El estrés, definido y utilizado en el sentido biológico, se refiere a entrar en un estado de cambios fisiológicos internos, ya sea por algo negativo o positivo. Por ejemplo, ir a un concierto de rock, puede ser  tan estresante como tener miedo de ir al dentista.

Cuando el nivel de estrés supera el umbral, hablamos de sobre-estrés. El sobre-estrés genera una serie de cambios físicos en el cerebro que provocan trastornos y/o mal funcionamiento químico. 

  • Eustrés (o estrés bueno) se refiere a la excitación que se percibe como positiva y, ocurre de manera puntual ante un evento mas o menos estresante.
  • Distrés (o ‘Miss Angustia’ para los amigos…), se refiere al estrés que se percibe como negativo. Es decir, es un estrés que no aparece de forma puntual, sino que es crónico, pudiendo durar semanas, meses, o incluso años.

Por cierto, algunos perros, así como las personas, pueden volverse ADICTOS a estas reacciones químicas. Por eso a veces PARECE que buscan estas situaciones de estrés agudo. 

Los síntomas: efectos en el cuerpo y en el comportamiento

Cuando el estrés entra en acción para tener un plus de energía (por ejemplo, para cazar o, inversamente, para no servir de cena), el cuerpo sufre muchos cambios fisiológicos a nivel interno. Como respuesta al estrés agudo, la amígdala sufre un bombardeo de información que estimula al resto de la mente, y se activa el ‘modo emergencia’. Así, las hormonas y neurotransmisores son liberadas al torrente sanguíneo, y entre otras muchas cosas:

  • Se activan los sentidos
  • El flujo sanguíneo de la piel, intestinos y cerebro, es se deriva a los músculos
  • Aumenta la frecuencia cardiaca
  • Se acelera la respiración
  • Crece la glucosa en sangre para tener energía de manera rápida
  • Los procesos menos importantes, como la digestión, el crecimiento y el sistema inmunitario se detienendurante ese periodo de tiempo.
  • Hay una suspensión temporal del aprendizaje y del pensamiento complejo

Como verás en este estado, el cuerpo está preparado para ‘salir pitando’ o hacer frente a una situación que demanda una exigencia física. Podría ser comparable a ese instante en el que te da tiempo a dar un salto hacia atrás y esquivar el coche que no te ha visto, o al subidón que tiene una gacela de Thomson cuando se da cuenta de que tiene un guepardo pisándola… las pezuñas.

De modo que, en momentos puntuales, el estrés no genera ningún riesgo, de echo nos ayuda a sobrevivir, de una manera u otra cuando el organismo vuelve a su estado natural. Pero, si las situaciones estresantes se prolongan en el tiempo y sin sentido adaptativo ninguno, entonces, empiezan los problemas.

Los perros inseguros y miedosos están siempre en alerta, viendo riesgos en todos lados, tensos, y más propensos a comportarse de una manera agresiva. Además, duermen poco (lo que conlleva más agotamiento e irritabilidad), y también aumentan los riesgos de lesiones y enfermedades ya que, esas ‘funciones secundarias’ para la supervivencia que acabo de mencionar (el modo alerta), quedan activadas de manera contante o permanente. Ni que decir tiene el impacto que tiene en el aprendizaje y/o el comportamiento del animal.

¿Qué puede producir estrés en los perros?

Algunos perros, al igual que las personas, son más sensibles al estrés que otros. Es decir que, aún expuestos a los mismos estímulos, un perro puede sentirse mal, o muy mal, y otro puede sentirse totalmente indiferente.

Hay infinitas situaciones que pueden generar estrés en los perros. De hecho, el estrés negativo puede afectar gravemente a perros que todavía están en el útero y en sus primeras etapas de desarrollo, incluida la adolescencia. Cualquiera que está considerando criar una camada o tener un perro joven debería estudiar muy muy bien las señales que indican un estrés agudo o crónico en perro y, sobre todo, cómo detectarlo.

Excluyendo todo esto, una de las situaciones más comunes y frecuentes desencadenante de estrés es cuando les dejamos solos durante largos periodos de tiempo. Los perros son animales sociales, y necesitan estar en compañía. Por eso, exponerles a este tipo de situaciones puede hacerles sentirse solos, tristes y con mucho miedo. Los cambios de residencia o de rutinas habituales también son otro factor importante, así como situaciones en las que alguien de la familia se marcha (la muerte de un ser querido puede ser muy estresante), o la llegada de un nuevo miembro a la familia (sea perro, gato o bebe) también son otro factor a tener en cuenta. Añadimos los viajes en coche, la música alta, ruidos fuertes y jaleo (sus oídos son mucho más sensibles que los nuestros), los movimientos rápidos, los conflictos y discusiones en casa…

¿No os resultan familiares todas estas situaciones? A mí personalmente, ¡muchos de éstos ejemplos me hacen sentir muy estresada!

Algunos consejos para hacerle frente

Hay muchas señales que muestran cuando un perro está estresado, y lo más importante es saber identificarlas para poder ayudarles lo antes posible (puedes hechar un ojo a este artículo para saber un poco más). Los jadeos, orejas en punta, lloriqueos, patas sudorosas, pupilas muy dilatadas, diarrea, salivación excesiva, disminución del apetito, problemas con el sueño… son solo algunos ejemplos. Una vez sepas identificar tooodo este repertorio de señales, lo primero que debes hacer para empezar a recuperar a tu perro de los efectos tóxicos del estrés es, control. Exacto, breve y conciso.

Proporcionar a los perros la sensación de control en sus vidas, ayuda a contrarrestar el miedo interno de no saber nunca que es lo siguiente que va a pasar. Esto significa no obligar/exponer NUNCA a los perros ante situaciones aterradoras (si es posible), y dejarles tomar decisiones cuando sea posible, enseñándoles al mismo tiempo que, a través de su comportamiento pueden impulsar el refuerzo. Por ejemplo, si ves que tu perro se ancla al intentar pasar por una calle, bloqueada por un perro intimidante que viene de frente, evitar cruzarte con él. Si puedes, cambia de acera o sal a la carretera y esquívalo a través de los coches que están aparcados. Si hay sitio también puedes dar un rodeo.

Además, son extremadamente sensibles a nuestro estado de ánimo. Cuando estemos con ellos, debemos intentar mantener siempre un estado de calma (evitar movimientos bruscos, discusiones, niños pequeños que les activen demasiado…). Es más que probable que los días en los que te sientes más estresado, tu perro se comporte diferente contigo. Escúchalo, e intenta hacer caso a todas esas señales que te manda. Si lo haces tú, ¡tu perro también lo hará!

En conclusión...

Tener el cerebro en alerta roja de manera continua no es bueno. Lo más importante a tener en cuenta con el estrés es que impacta profundamente, no solo en su comportamiento, sino en todo el animal. El estrés afecta al sistema inmunológico, daña la corteza prefrontal y el hipocampo afectando así al aprendizaje y a la memoria, y hace que la amígdala sea más reactiva, aumentando las respuestas de miedo o ansiedad. Durante el desarrollo puede cambiar literalmente hablando cómo esta conectado el cerebro, y los periodos de desarrollo duran hasta la adolescencia. Entonces, ¿necesitas algo más para empezar a investigar si tu perro sufre o no de estrés?

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