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Sobre la toma de decisiones y la sensación de control

Aunque ni siquiera reparamos en ello, los humanos estamos constantemente tomando decisiones. Los hacemos todos los días, muchas veces al día: ¿desayuno dulce o salado?, ¿voy a la cita en coche o cojo el transporte público?, ¿veo una película o mejor leo un libro? En ultima instancia, somos nosotros quienes decidimos cuando nos acostamos y cuando nos levantamos, que hacer para ganarnos la vida o si estar activos o relajarnos en el sofá. Podríamos seguir, y seguir con la lista. De hecho, sería interminable. Pero, ¿cómo te sentirías si fuese otra persona la que tomase todas esas decisiones por ti?

La escasa o nula opción de toma de decisiones afecta al comportamiento

En la relación entre humanos y perros, lo más frecuente es esperar que los peludos cumplan nuestras órdenes como mejor nos parezca, o como creamos conveniente. Esto en cierta manera es normal, pues al fin y al cabo nosotros somos responsables de ellos y viven en un mundo de humanos. Pero la capacidad de elección es algo fundamente en la vida de cualquier individuo, incluidos los perros. Por supuesto, adoran las rutinas y las necesitan para poder predecir el día a día y lo que toca hacer en cada momento, eso les produce seguridad (es más, si algo necesita un perro para estar equilibrado es justamente eso, tener controlado, en cierta manera, su entorno).

Curiosamente una esperaría que con la mejoría en la calidad de vida de los cánidos (viven en casa, calentitos, con agua, comida y ‘lujos’ de todo tipo), también se debería reflejar en un aumento considerable en el número de perros tranquilos, estables y bien adaptados, que se integran felizmente en hogares llenos de amor y para toda la vida. Pero muchos profesionales como yo, notamos con alarma, la gran cantidad de perros que parecen tener problemas con el estrés, la ansiedad, altos niveles de excitación y bajo control de impulsos.

Posiblemente esto sea debido al gran cambio social de la última época. Antes, y no hace tanto tiempo, la vida era bastante informal para los perros familiares: corrían sueltos por el vecindario día y noche, comían, dormían, jugaban y ‘eliminaban’ cuando elegían. Además, muchos tenían trabajos que satisfacían sus impulsos genéticos, como pastorear ovejas o vacas, buscar animalillos que se escondían en los leñeros, o incluso recuperar la presa derribada por el arma de algún cazador.

Sin embargo, la vida actual está estrictamente controlada para muchos de nuestros pequeños amigos. Muchos viven en aislamiento social y, cuando salen, tienen horarios apretados. Además, la mayoría de veces, ni tan siquiera pueden hacer (oler) lo que tienen que hacer, ya que están siempre bajo unas expectativas y demandas humanas muy rigurosas. Se les dice o impone que hacer, desde que se levantan hasta que se acuestan: qué, dónde y cuando comer, jugar, hacer caca y orinar. Muchos no pueden correr, ni estar sueltos sin correa o socializar con otros perros y, cuando tienen tiempo libre se espera de ellos que se porten bien, al menos bajo estándares humanos, ¡por supuesto! Prácticamente no tienen control sobre lo que sucede en sus pequeños mundos y esto, como es lógico, contribuye y afecta a los niveles de estrés y excitación de los pobres peludos. Imagina como sería tu vida si estuviese TAN controlada por otra persona…

La palabra elección en el mundo animal (no solo en mundo canino), surgió hace más de una década en gran parte gracias a la doctora Susan Friedman, pionera también en promover el análisis aplicado de la conducta, originalmente aplicado al comportamiento humano (especialmente en niños y personas de educación especial), para trabajar con animales de todas las especies.

Friedman comenzó a escribir, explicar y entrenar animales a través de la ciencia del comportamiento gracias a su trabajo previo a niños con trastornos de espectro autista. Su enfoque fue a lo mas básico: si funciona con los humanos, ¿por qué no puede funcionar con animales? Y así fue. Actualmente sabemos que para modificar el comportamiento de cualquier animal, humano o no, NO HAY que centrarse en cambiar al animal, hay que centrarse en cambiar el entorno. Ella explicó los beneficios y las fortalezas del uso del análisis del comportamiento para enseñar a niños con trastornos graves de comportamiento, sugiriendo también muy acertadamente, que se puede tomar el mismo enfoque con animales de cualquier especie.

Poder controlar los eventos y situaciones de tu entorno es esencial para la salud de TODAS las especies, especialmente en la canina ya que es la que más interactúa en el mundo de humanos. Cuando la falta de control se convierte en un estilo de vida, tenemos como resultado comportamientos erráticos y es en muchos casos este POCO control, lo que explica casos de ansiedad por separación, agresión, miedos y otros comportamientos que INDICAN claramente la infelicidad de los perros. Por eso, en la medida de lo posible, debemos dejarles tomar decisiones, que SIENTAN que a través de su comportamiento pueden controlar de alguna forma, su vida.

¿Le ofreces opciones suficientes a tu perro?

Como hemos visto, y aunque la relación entre humanos y perros ha mejorado notablemente en las últimas dos décadas, las opciones que se les ofrecen a los perros con respecto a su vida, son pocas en comparación con lo que disfrutamos los humanos. ¿Tu capacidad de poder elegir cómo acabas el día después del trabajo, te ayuda a sentirte mejor? El mismo proceso de pensamiento se aplica a su perro. Por supuesto, las rutinas son necesarias para los perros, no me malinterpretes. Los perros disfrutan de la seguridad que ofrece una rutina bien establecida ya que les ayuda a poder predecir lo que ‘toca’ hacer en dada momento. Sin embargo, podemos ofrecerles una gran cantidad de opciones dentro de esas rutinas, que seguramente hagan sentir mejor a tu peludo.

Alimentación

Podemos empezar por la comida, ¿le das a elegir diferentes opciones? En el mejor de los casos, comer lo mismo día tras día y en todas las tomas, solo puede llamarse aburrido.

Son pocos los clientes que me encuentro que ofrecen más de una alternativa a sus pequeños a la hora de comer. Yo personalmente, siempre he sido una fiel defensora de la variedad dietética en los perros, aunque obviamente esto implicaría acostumbrar a tu perro a varios tipos de pienso, si eso es lo que come, y si no quieres complicarte la vida. Yo te animo a que lo hagas, ¡hay muchísimas opciones hoy día independientemente de los piensos! Desde comida cocinada hasta comida deshidratada, de diferentes tipos y sabores. Ojo, no digo que sea ni mejor ni peor, pues no hay estudios concluyentes que demuestren eso (Linda P. Case, Dog Food Logic). Simplemente digo diferente.

En todo caso, la variedad proporciona al sistema digestivo fortaleza en la flora intestinal y una mayor recuperación del malestar digestivo. Eso sí, si te animas a hacer algún cambio que sea lenta y gradualmente:

  • En el caso de que le compres y empieces a ofrecerle más de una variedad de piensos, debes ir introduciéndolos poco a poco hasta que se acostumbre, y por muy desagradable que parezca, controlar las cacas. En este caso, es conveniente ir mezclando ambos piensos, con criterio y de poco a poco.
  • En el caso de que te animes a comprar y probar otro tipo de comidas, sobre todo ten en cuenta lo siguiente: no lo mezcles con el pienso ya que tienen tiempos digestivos diferentes. En mi opinión es mejor ir probando a pocos, fuera de las comidas principales. Por ejemplo, ¡en las meriendas!
  • Y hablando de meriendas, también podemos hacer mención a las chuches. En mi casa nos esforzamos mucho para variar sus opciones en cuanto a las golosinas que pueden elegir (aunque no soy yo quién se encarga de eso, ¡todo sea dicho!). Es obvio que algunas golosinas son mejores que otras (mas naturales al menos), pero es su paladar, así que respeto esa elección, aunque siempre tiende a ser la menos saludable.

¿Por dónde quieres ir hoy?

La próxima vez que vayáis de paseo, ¿qué tal si le dejas elegir el camino? Cuando llegues al final de la calle, deja que sea quien decida si girar a la izquierda o a la derecha.

Puedes elegir una frase como ¿por dónde quieres ir hoy?, algo que signifique que le estás ofreciendo una opción y después indica posicionando tu cuerpo en alguna dirección, lo que estás ofreciendo. Al caminar, señala con tu cuerpo a algún sitio de manera obvia (si están acostumbrados funciona señalar con la mano, pero suele ser mas eficaz posicionar los hombros y la mirada hacia un lugar concreto) y pronuncia la frase clave. Si continúa caminando por donde indicas, continua. Si se ancla, fíjate hacia donde está mirando, posiciónate en esa dirección y vuelve a pronuncia la frase. Ahora si, continuar el paseo y recompénsale con énfasis la elección (¡que guay! Así que quieres ir por aquí…). Puede que al principio cueste, pero te aseguro que la práctica perfecciona. Cuando se trata de opciones ellos lo entienden rápidamente. ¡Inténtalo!

En mi caso casi siempre intento darles la opción a elegir en que dirección quieren pasear, incluso por la montaña. La mayoría de veces su elección no es seguir un camino obvio (excepto cuando quieren ir a un sitio concreto porque se lo pasan muy bien) sino seguir un olor. Mientras la elección de por dónde caminar no nos ponga en peligro, respeto sus decisiones. Hace el paseo más interesante y, de alguna manera, me deja ver el mundo a través de sus ojos.

Descanso

Otra área en la que puedes ofrecer opción de elegir es dónde y cuándo dormir y descansar. Asegúrate de ofrecer una gran cantidad de zonas seguras y cómodas para el descanso, de modo que tenga varias camas y estancias donde se encuentra más cómodo en un momento u otro (temperatura, ruidos, movimiento…).

Esta área es una de las grandes olvidadas y me remito a lo mismo, ¿tu comportamiento es igual o más sensible los días que no has descansado lo suficiente? La falta de descanso es un factor que influye mucho con respecto a los ‘malos comportamientos’ y realmente es algo que no cuesta tanto cambiar. Diferentes estancias, diferentes camas.

Ojo con los perros más mayores y/o con ciertas dolencias. Al igual que decía en el apartado de la alimentación, a día de hoy tenemos muchas opciones a la hora de comprar una cama. Y así como los perros jóvenes son mas conformistas, los perros mayores también pueden tener dolencias de espalda, caderas, patas… Siempre recomiendo invertir un mínimo en un buen colchón que, no tiene porque ser de gama hiper alta, pero como mínimo que tenga una buena base acolchada y no sientan el frio ni la dureza del suelo, donde además puedan estirarse bien o acurrucarse haciéndose un ovillo sin quedarse atrapado.

Los beneficios de dejarles elegir

Durante mucho tiempo, tanto los métodos de entrenamiento como en muchos casos la convivencia, se ha basado en la fuerza, el miedo y la manipulación física, convirtiendo al perro en una especie de robot que simplemente actúa y al que no se le permite pensar ni decidir por sí mismo. Sin embargo, si nos paramos a pensar, todas sabemos que tomar decisiones sobre nuestra vida nos dan una sensación de seguridad y control.

Los beneficios de una relación en la que se les permite elegir por sí mismos es simple: ganar confianza con cada decisión que toman, sin ser presionados, castigados ni manipulados de ninguna manera. Tu presencia seguirá siendo importante pero, si tu perro es tímido e inseguro, gradualmente podrá pasear con otras personas y perros, y todo gracias a la confianza ganada por permitirle tomar decisiones.

Tirar de la correa, abalanzarse y ladrar a otros perros es agotador para los peludos. En comparación el ‘poder elegir’ requiere poca energía y las recompensas son mucho mayores y satisfactorias. La toma de decisiones es lo primero que se trabaja a perros reactivos y temerosos, aunque también es la mejor herramienta para enseñar a cualquier adulto y como no, cachorros. Ningún ser vivo debe sentirse impotente ante su vida. Darle la opción a elegir, no creo que te decepcione.

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