Quizás te haya pasado alguna vez, esa sensación de ir a adoptar a un perro, y sentir que conectas con el/ella de manera instantánea. Casi como un click.
Lo llevas a casa y, aunque habéis conectado desde el principio, según van pasando los días algunos comportamientos que solo te preocupaban un poco en vez de mejorar, se van deteriorando. Esto no es inusual, de hecho, el perro que adoptas generalmente no es el perro que ves semanas o meses después. Al igual que lo humanos a veces cambian, sobre todo dependiendo del entorno en el que se encuentren.
Ganando la confianza de tu perro
El deseo de un perro a vincularse a con una familia es muy fuerte. Son animales sociales que necesitan una cohesión de grupo para sobrevivir. Incluso los perros que no son particularmente sociables se vincularán fuertemente con una o dos personas, y la velocidad con la que lo hacen puede ser asombrosa.
Una vez que se ha formado ese vínculo, el perro siente cierta seguridad, al menos lo suficiente como para pensar que su nuevo humano (es decir tú) lo protegerá en caso de que el peligro amenace. También formará un fuerte apego a su nuevo entorno y hogar: su ‘territorio’. Y si este está ‘invadido’, puede reaccionar mal. Por lo tanto, el perro amigable que conociste se convierte en un perro desconfiado con necesidad de defender su territorio.
Pero tranquil@s, ¡no todo está perdido! Hay muchas cosas que pueden hacerse para ayudarlo, aunque la mayoría llevará más tiempo del que deseas, simple y llanamente, porque tendrás que ganarte su confianza. Y a diferencia del vínculo que puede ser instantáneo, la confianza se gana, y no se suele ser tan rápido como nos gustaría.
Practica la predictibilidad y se coherente
¿Qué es la confianza?
Para tu perro, es la creencia de que lo mantendrás a salvo. Pero ¿cómo convencer a un animal de que puede confiar en un humano, si su vida y experiencias anteriores no han sido precisamente felices? No puedes decírselo, porque no lo entenderá. Y el amor y el afecto funcionan, incluso unas clases de obediencia podrían ayudar, pero todo eso es secundario. Respuesta rápida: puedes ganar confianza siendo coherente y predecible.
Cuando un perro puede predecir de manera segura el resultado de un conjunto de circunstancias, aprenderá a confiar en que la próxima vez que ocurran esas mismas circunstancias, habrá un mismo resultado.
Esto significa que debes tener mucho cuidado. Es fácil hacer que las comidas, la atención o la hora jugar y de acostarse sean predecibles, pero los encuentros con otras personas o perros pueden no ser tan fácil de gestionar. Si un amigo tuyo viene a visitarte y, aún con las mejores intenciones, asusta a tu nuevo perro, es posible que ‘decida’ que ese humano es un enemigo. Más aún, podría ‘decidir’ que todos tus amigos son enemigos potenciales, o que en general los humanos lo son. Si te encuentra con un perro sensible con un historial previo muy malo, podría generalizar ese comportamiento a todos los humanos nuevos. Incluso a más, también podría generalizarlo (cosa que se ‘les da’ muy bien) a niños, perros, pelotas, bicis…
Esta es la razón por la que muchos perros forman fuertes lazos con las personas y animales que conocen en los primeros días o semanas, y luego tratan de hacer que los nuevos conocidos se marchen y desaparezca, con conductas como ladrar, gruñir o morder. Y la cosa empeora cuando el humano de referencia empieza a enfadarse y molestarse con estos comportamientos y a castigar y regañar al pobre perro.
Pero tu puedes ayudarle a evitar esto, aunque el temperamento y el aprendizaje del perro pueden dificultar (a veces mucho) que lo consigas por completo.

Como trabajar la confianza
Primero, asegúrate de ser confiable y predecible. Estudia, trabaja y aprende lo mejor que pueda el lenguaje canino. Que sepa que puede contar contigo. Es posible que llegue un momento en el que debas ser impredecible, pero ese momento tendrás que retrasarlo todo lo posible. Asegúrate de establecer reglas y horarios en casa, para que sepa lo que toca en cada momento. Un horario para comer, para descansar, para salir y para jugar. También haz que sean previsibles las zonas donde come, descansa y juega y, si el problema es grande, incluso una rutina estable de zonas de paseo. Ya habrá tiempo para ir a explorar.
En segundo lugar, trata de asegurarte de que TODAS sus primeras experiencias sean tranquilas, lentas y amigables. Si tiende a ser tímido con las personas nuevas, haz que todas las personas nuevas mantengan las distancias al principio y que sean predecibles con sus movimientos. Por lo general, es mejor que los invitados entren, ignoren al perro, se sienten y luego esperen a que el perro se acerque. Cuando lo haga, el invitado no debe acariciarle más de tres o cuatro segundos al principio, ya que las caricias prolongadas pueden producir ansiedad. El perro le hará saber a la persona cuándo le gustaría tener más interacción con ella. Y si el humano va a ser un visitante regular, dejar caer golosinas es otra gran idea. Si va a estar una sola vez, es preferible dejar que huela un poco y luego traerla de vuelta para que se siente contigo.
Por otro lado, las presentaciones a los perros también deben hacerse con cuidado, especialmente si tu perro es nervioso o excitable. Las caminatas en paralelo generalmente funcionan bien, y el perro más temeroso al final suele iniciar alguna interacción. A los perros miedosos y tímidos habitualmente no les gusta que otros perros los sigan y primero prefieren oler la parte trasera del nuevo perro para obtener una presentación rápida sin la intimidación del contacto visual.
Personalmente sugeriría continuar con este patrón durante semanas, incluso meses, dependiendo de lo rápido que el perro esté relajado ante situaciones nuevas. Deja tiempo para un aprendizaje latente y no permitas que las nuevas experiencias sucedan demasiado rápido. Sino se sentirá abrumado y el aprendizaje se detendrá. La paciencia es clave.