Educación y aprendizaje

El refuerzo positivo

El refuerzo positivo es la mejor manera de entrenar a los perros. Y a todos los demás animales también.

En esencia, el concepto es bastante simple: significa añadir algo inmediatamente después de que ocurra un comportamiento y así, hacer que aumente la frecuencia del mismo. Cada vez que se refuerce, habrá más probabilidades de que vuelva a repetirse en el futuro.

Técnicamente hablando, el término se divide en dos partes. Refuerzo significa que el comportamiento continúa y/o aumenta en frecuencia. Y positivo significa que se agrega algo. Si el comportamiento disminuye, no es un refuerzo. Por ejemplo, le pides al perro que se siente, el perro se sienta y le das una recompensa (se agrega algo). Es más probable que el perro se siente la próxima vez que se lo pidas (se reforzó el comportamiento).

Podríamos hablar largo y tendido del condicionamiento operante, un modo de aprendizaje donde las consecuencias de las acciones (comportamientos) determinan la probabilidad de que se repitan, o no, en el futuro. Pero en este artículo no es necesario explicar mucho más, simplemente quédate con estos términos:

Cuadrante del condicionamiento operante

Pero, ¿cómo funcionan exactamente los refuerzos?

Como ya hemos visto, el refuerzo positivo fortalece un comportamiento al proporcionar una consecuencia agradable para el individuo, sea perro, gato, humano, o loro. Por ejemplo, si un profesor le da a su alumno 5 euros cada vez que hace los ejercicios, es más probable que el alumno haga los ejercicios en el futuro porque fortalece su comportamiento al acabar sus tareas. De igual manera, si le das a tu perro comida cada vez que se sienta a tu lado antes de cruzar la carretera, será más probable que repita esa misma acción cada vez que lleguéis a un paso de cebra.

Cuando les das la oportunidad, todos los animales tienen hacer cosas que les aporta un beneficio. Gracias al refuerzos, los perros se sienten bien con lo que les estamos enseñando, sin necesidad de corregirles ni añadir tensión en su aprendizaje. Además, también le damos la opción de decidir entre un comportamiento que le aporta algo que le gusta mucho, y entre otro que no le proporciona nada. Así, a la larga y por simple conveniencia, los perros aprenden a tomar las decisiones correctas.

En definitiva, tratamos de evitar los conflictos, de prevenir la frustración, el miedo y la inseguridad, y hacemos del aprendizaje algo divertido, que fomente el vínculo y el respeto, con y hacia ellos!

¿Porqué es mejor una educación basada en refuerzos?

No todo el mundo utiliza el refuerzo positivo para enseñar. De hecho, algunas personas utilizan el castigo positivo o el refuerzo negativo en su lugar. Pero es normal, es una cuestión de falta de conocimiento. El verdadero problema está en los entrenadores, adiestradores y educadores que tienen un título y trabajan en este oficio sin entender cómo funciona realmente el aprendizaje.

Muchos estudios demuestran que las personas que utilizan métodos basados en recompensas para educar, tienen perros mas obedientes y estables que los que utilizan técnicas aversivas. El uso de refuerzos mejor el vinculo perro-humano y, además, un historial previo de aprendizaje por métodos positivos está relacionado también con un mayor éxito en el aprendizaje de nuevos comportamientos.

Por el lado contrario, el uso de castigos está asociado con respuestas negativas como el miedo, el estrés y la agresión, y es un factor de riesgo potencial hacia familiares y extraños fuera del hogar. Además, los castigos generan estrés y tiende a echar leña al fuego, por no decir que muchas veces asocian ese castigo con sus propietarios.

El refuerzo positivo enseña a los perros que hacer, les ofrece alternativas a los malos comportamiento, en lugar de simplemente castigaros por una mala conducta. A los perros les gusta trabajar para conseguir cosas, por lo tanto, y para concluir, usar métodos positivos es la mejor opción sin duda alguna.

Cuidado: los malos comportamientos también derivan de los refuerzos

La palabra positivo o negativo, no implica que un comportamiento sea bueno o malo. O en otras palabras, si los malos comportamientos se repiten es porque hay algo que los está reforzando.

Quizás se entienda mejor con un par de ejemplos. Si el perro roba comida de la mesa, la acción seguirá ocurriendo porque se refuerza con esa comida robada que está bien rica. Si el perro nos salta para saludar cuando llegamos a casa y le empujamos para quitárnoslo de encima, se refuerza porque piensa que estamos jugando el (en el idioma perro se invitan a jugar poniendo las patas encima del otro perro, empujando). En este mismo ejemplo, si cuando nos sube encima lo acariciamos y abrazamos, también lo reforzamos, ¡luego no te enfades si se sube encima de la gente! Exactamente igual ocurre con los perros a los que se permite subir al sofá (¡¿¿en casa si, pero en casa de la abuela no??!).

¿Se puede educar solamente a través de los refuerzos?

¡Pues claro que si! Peeeroo… seamos realistas. Cuando tratamos a un perro con problemas de verdad, no es tan sencillo como puede parecer a primera vista. Los educadores que utilizamos métodos positivos, también usamos otras técnicas como la desensibilización, el castigo negativo o el contracondicionamiento, en conjunto con el refuerzo positivo, para enseñar o modificar su comportamiento.

Además, educarles de manera positiva no significa ser permisivos con ellos: debemos aprender a guiarles con calma, entender su lenguaje y comunicación, establecer límites, en muchos casos reorganizar sus rutinas diarias… Y sobre todo, ¡aprender a no ceder a cada uno de sus caprichos!

El truco está en saber dónde y cómo deben ser los límites. Y aunque las reglas varían según la personalidad única de cada perro, una cosa debe ser constante: tenemos que ser una figura de autoridad con calma y autocontrol, es decir, ser un buen referente para ellos. Y, si acaso piensas que estos métodos son débiles o que conllevan falta de liderazgo, piensa que, ¡los buenos líderes son aquellos que consiguen cambios sin usar la fuerza!

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