Educación y aprendizaje

El poder del juego

Muchas personas no entienden el valor tan grande y lo importante que es jugar con nuestros perros. De echo, diversos estudios demuestran que hay una relación directa entre el tiempo de juego con nuestros perros y sus problemas de comportamiento.

Jugar con tu perro no solo es una forma de mantenerlo en buena forma física, sino que también es un desafío mental y, también una manera buenísima de estrechar el vínculo juntos. Por ejemplo, un simple juego de tirar de la cuerda es extremadamente desafiante tanto física como mentalmente para nuestro compañero pero, ¿sabes si es realmente buena su manera de jugar? ¿Seguís unas reglas y protocolos?

El juego como comportamento social

Si miramos en la RAE, el juego se define como una actividad que se realiza generalmente para divertirse o entretenerse en la que se ejercita alguna capacidad o destreza. Ésta es una definición bastante amplia que puede englobar muchísimas actividades, desde jugar con un balón hasta volar una cometa, incluso mojarse con el agua de un aspersor!

El juego entre mamíferos (incluidos los humanos) es un comportamiento social, más concretamente es un momento de práctica. Las especies depredadoras practican el acecho y la caza; las especies que son presas, practican tácticas de escape y autodefensa como correr y esquivar, patear o morder. Tanto unos como otros, mientras juegan no luchan, simplemente simulan sus futuras batallas.

Aunque, lo cierto es que todos los mamíferos juegan más cuando son jóvenes, y a medida que crecen pasan cada vez menos tiempo jugando. Curiosamente, tanto humanos como perros, somos dos especies que conservamos un interés mayor que la media en el juego.

Dime cómo juegas y te diré cómo eres

Además de divertido, el juego influye en el desarrollo, la motivación, las emociones, la fisiología, la comunicación y la conducta. Así, cuando dos perros entienden bien el juego, el uno gana y el otro pierde, y el rol de cada uno se va alternando. Esto es especialmente importante saberlo para aprender a detectar que perros son apropiados para jugar con nuestro peludo.

Sin embargo, cuando juegan con nosotros, constituye una herramienta muy eficaz, una pieza clave a nivel educativo, para enseñarles obediencia y buenos modales. Pero cuidado, lo mismo que puede fortalecer la relación de uno con el otro, de manera inversa, también puede destruirla.

Así, puedes usar el juego para enseñar autocontrol y buenos modales, o para enseñarle la falta de tolerancia a la frustración. También puede utilizarlo para permitir que libere tensión, o para que aprenda un comportamiento incompatible a otro que está dando problemas, o inversamente, hacer que se ponga nervioso e hiperreactivo u, otros malos comportamientos que terminen metiendo al perro en problemas. 

La lista sigue y sigue y sigue… No te haces ni idea la cantidad de veces que, de manera inconsciente, enseñamos a los perros a portarse mal por no saber gestionar el juego. Si se disfruta mutuamente y se hace bien, constituye una forma efectiva y amena de fortalecer la relación que mantenemos con nuestros peludos. Pero, como verás, al mismo también es un arma de doble filo.

Lo importante no es el tanto el tipo de juego, sino la interacción que tenemos a través de él

Hay muchísimas formas y tipos de juego con las que os podéis divertir juntos, pero lo más importante es que os involucréis y que ambos lo paséis bien. Además, debemos buscar un equilibrio entre los juegos físicos que los mantengan en forma, y los juegos que ejerciten la mente.

A pesar de que a tod@s nos guste entretenernos con nuestros peludos, las diferencias entre especie hace que los humanos y los perros NO sepamos jugar juntos de manera natural. Por eso a veces cuando jugamos, se pueden producir malentendidos que acaban por reforzar malos comportamientos. Es importante que en los momentos de juego se pongan unas normas y unos límites, por ejemplo con ejercicios básicos de obediencia (el suelta y el coge me parecen imprescindibles),  especialmente cuando son cachorros, una etapa complicada porque todo lo que hacen nos parece divertido.

¿Qué puede pasar si no somos claros con las normas del juego?

Un ejemplo muy común es intentar quitarles algo que han cogido y no lo quieren soltar. Pasa especialmente con perros jóvenes y adolescentes. ¿Te ha pasado alguna vez? Los humanos tendemos a correr detrás para quitárselo, y prácticamente el 100% de las veces, el perro lo acaba interpretando y asociando como un juego de pillar. Cuantas más veces ocurre esto, más se refuerza este juego. Y, además, cuanto más nos enfadamos, también se hace menos probable que vuelvan a nosotros porque saben que estamos enfadados… En definitiva, la pescadilla que se muerde la cola.

Otras veces, también aprenden (o les enseñamos/reforzamos) malos hábitos que pueden conllevar problemas SERIOS a la larga. Por ejemplo, si reforzamos mucho la mordida o el pellizcar con la boca. Cuando son pequeños esto nos hace mucha gracia, pero los verdaderos problemas vienen, cuando el perro ha aprendido a jugar así y tiene la mandíbula y los dientes mucho más fuertes… 

En definitiva, jugar con ellos es sano para su estimulación física y mental, y también es una excelente manera de conectar con tu perro y fomentar la unión y el vínculo. Sin embargo, recuerda tenemos que hacer que el juego sea un elemento positivo, y debemos jugar de una manera sana, que NO fomente los problemas de comportamiento.

Así que ya sabes, si quieres empezar a reforzar la unión y el vínculo tu peludo, coge el mordedor y la pelota y… ¡a divertirse! Eso si, con calma y autocontrol.

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