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La influencia del entorno en el comportamiento

Los animales tienen comportamientos para todos los aspectos de su vida, desde buscar agua o refugio, hasta luchar contra sus rivales para conseguir cualquier tipo de recurso. Ah, y también darte con la pata para pedirte comida.

Entender mejor la relación que hay entre comportamiento y entorno, puede ayudarnos a entender por qué suceden algunos de sus malos comportamientos, y también guiarnos a la hora de redirigirlos. Pero, ¿sabes en cuanto influye su carácter en los problemas que tenéis en el día a día? ¿Crees que su entorno puede tener algo, o nada que ver con sus malas conductas?

Antes de nada, ¿qué es el comportamiento?

El comportamiento es cualquier acción visible a través del que un interactúa con su entorno. Dentro de este entorno, se encuentran otros individuos de su misma especie, de otras especies y, también otras cosas inanimadas. Puede parecer un poco matrix pero, para entenderlo mejor, puedes imaginarlo como una cascada (fluctuación) constante de interacciones entre los animales y el ambiente donde se encuentran.

De manera un poco más técnica…

El comportamiento son gestos o cambios de actividad de un organismo en un entorno determinado. Estas acciones pueden derivar de factores externos (apartarse de los pinchos de un erizo) o internos (ir a beber agua cuando se siente sed) y, a su vez, pueden ser voluntarios o no.

Dentro del entorno donde suceden esas acciones, hay otros animales y objetos inanimado (piedras, árboles, una silla…). A través de su conducta, los animales actúan con la información que reciben en favor de su supervivencia, y como mecanismo de adaptación a todo lo que les rodea y, sobre todo en caso de animales que viven en libertad (no en el caso de los perros), también para asegurarse una descendencia y la continuidad de su genética como especie.

Factores que influyen en la conducta: genética y entorno

Cuando un perro nace no es una simple pizarra en blanco. El rol de la naturaleza (su genética) y la crianza (experiencias con la camada, el tipo y manera de socialización, su salud, la familia…) tendrán mucho peso en su comportamiento, y si éste es más positivo o negativo con lo que le rodea. Por lo tanto, el comportamiento de un perro (y el de un humano, un gato o un pingüino…) tiene dos orígenes:

  • Orígenes genéticos: son conductas innatas, es decir, vienen heredadas de sus progenitores. Por ejemplo, la excitabilidad, el nivel de energía o su tendencia a transportar objetos de un lado a otro (quien tenga un labrador, ya sabe de lo que hablo…)
  • Orígenes aprendidos: estos NO son heredados, y se van desarrollando durante la vida del animal. Son un conjunto de factores ambientales, de crianza y experiencias adquiridas. Por ejemplo, aprender a dar la pata: un comportamiento que a los humanos nos hace muchísima gracia y reforzamos tanto que, el 99% de los perros de este planeta sabe que de hacerlo, probablemente obtendrá comida.

La genética y el entorno interactúan en el desarrollo de un individuo durante toda su vida. Es decir, cuando nacen ya tienen un temperamento, determinado por la herencia genética, y a lo largo de su vida van aprendiendo cosas, forjando así su personalidad. Como resultado, su comportamiento se ve afectado por estos dos factores.

Mecanismos que intervienen en el comportamiento

En general los animales, incluidos los perros, poseen una enorme capacidad de aprendizaje, que les permite captar información para adaptarse a un entorno en constante cambio. Sin embargo, aunque muchos de los mecanismos son complejos y siguen siendo desconocidos, voy a intentar de manera sencilla explicar los factores más importantes que intervienen en su conducta.

Cuando un perro se sitúa ante un determinado entorno:

  1. Se ponen en marcha unos procesos evaluativos e interpretativos que le permiten percibirlo, entenderlo, y hacerse una idea de cómo es, y qué puede hacer en él. 
  2. Al mismo tiempo, el propio perro, interactúa con ese entorno a través de su comportamiento, de manera constante y recíproca entre ambas partes. 

La idea principal con la que debes quedarte es que todos los organismos del planeta vivimos en un continuo flow de antecedentes a los que tenemos que responder de manera constante (comportamientos), y que a su vez, derivan en unas consecuencias. Si quieres saber más sobre el ABC, puedes visitar el enlace.

Como imaginareis, el timbre es un estímulo externo que el perro recibirá a través de sus sentidos, en éste caso, los oídos.

Automáticamente, en su cabeza, el sonido del timbre se relacionará con otras experiencias previas, si las hay, y también entrará en juego su parte emocional, que será más o menos intensa, y más o menos agradable o desagradable, según la situación y esa experiencia previa. Con todo esto, dentro de su cerebro, se valorará de manera automática la situación, y determinará si es positiva, negativa o simplemente irrelevante.

Lo que vemos después, es la parte observable, es decir, su comportamiento.

  • Habrá perros que valorarán la situación de manera positiva, y empezarán a dar vueltas con una zapatilla en la boca (positiva, nivel de estrés medio) o se pondrán a ladrar, correr y saltar por toda la casa de la emoción (positiva, con un estrés alto).
  • Para otros, ese mismo timbre, será un estímulo negativo, y podrán esconderse debajo de la cama (situación negativa de estrés bajo), y otros, podrán tener tanto miedo, que harán frente a esa amenaza de manera desproporcionada, como ladrando o enseñando los dientes y haciendo frente a quien venga a casa (negativa con estrés muy alto).
  • Por último, para otros perros, quizás simplemente sea algo irrelevante, y ni siquiera se levantarán de su camita para ver que pasa.
Al escuchar el timbre, el peludo se comportará de una manera u otra, según experiencias previas y estado emocional del momento, y eso al mismo tiempo, también influirá en las consecuencias del momento.

En definitiva, la percepción del entorno ‘incluye’ pensamientos (componentes cognitivos) y emociones (afectivos) que se evalúan e interpretan constantemente, a la vez que se recibe más información a través de los sentidos. Y, aunque éste tema es más extenso y complejo, lo más importante es entender que los conceptos implicados en todo este proceso se encuentran relacionados entre sí, y funcionan en conjunto de tal manera, que no podemos fragmentar o separar sus elementos. 

Así, todo el conjunto de estas experiencias sensoriales, combinadas con su estado emocional, hormonal, su estado de salud, experiencias previas, y muchísimas otras cosas más, influyen enormemente en su comportamiento. Por todo esto, si tu perro tiene problemas, más que enfadarte o molestarte en el momento, piensa y observa que ocurre a su alrededor para poder determinar qué es lo que hace ‘saltar’ esa conducta.

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